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Por Freddy González
Una de las múltiples definiciones del concepto guerra indica: «Guerra es la desavenencia y rompimiento de la paz entre dos o más potencias”; otra señala que es: «Lucha armada entre dos o más naciones o entre bandos de una misma nación».
Por lo que podemos concluir que una guerra es el enfrentamiento armado de fuerzas regulares con igual o semejante potencial de fuego de los bandos beligerantes. Los enfrentamientos con fuerzas irregulares, son descritos como escaramuzas armadas con movimientos guerrilleros urbanos o rurales, nunca una guerra convencional en el más estricto sentido de la palabra.
La guerra es concebida como el enfrentamiento bélico entre dos fuerzas, regulares con un potencial significativo de armamentos y efectivos, lo que existe en Gaza dista mucho de ser una guerra, porque despojar Manus militaris, territorios ajenos con características de limpieza étnica y de exterminio de una población civil desarmada nunca podrá ser catalogada de guerra, más bien tiene que ser tildada de un genocidio, que ha cobrado la vida de más de 60 mil personas, el 70% de mujeres, niños y ancianos, con 110,000 heridos y más de 8,000 desaparecidos.
Desde su incursión en el territorio de Gaza en octubre del 2023, las tropas del ejército sionista no han encontrado la resistencia de un ejército regular y muy poca escaramuza de algún grupo insurgente, en su arrollador y demoledor cerco a los casi 360 km cuadrados de perímetro que tiene Gaza.
La reconquista de la franja de Gaza por su posición privilegiada de más de 40 km de costa en el Mar mediterráneo, principal afluente marítimo de Europa, es objetivo de los sionistas, es «El Premio de la Corona», lo demás es cuento.
El ejército sionista ha destruido más del 80% de todas las edificaciones de Gaza, incluidas viviendas familiares, escuelas, hospitales y entidades públicas, sin que una fuerza regular los enfrente y le haga resistencia. Una simple mirada al poder de fuego desproporcionado utilizado por el ejército sionista contra un ejército inesistente y una indefensa población palestina de la Franja de Gaza, demuestra que la llamada Guerra de Gaza es una afición que nunca podrá considerarse una verdadera guerra como la existente entre Rusia y Ucrania, más bien es una masacre en el más amplio sentido de la palabra.
Según informe del campo de operaciones en Gaza:
El ejército sionista tiene 1,370 tanques de guerra; la población de Gaza, cero tanques.
El ejército sionista tiene 241 aviones de combate. La población de Gaza no tiene ninguno.
El ejército sionista tiene 43,407 vehículos blindados. La población de Gaza no tiene.
El ejército sionista tiene 352 piezas de artillería. La población de Gaza no dispone de ninguna.
El ejército sionista cuenta con 171 artillerías autopropulsadas. La población de Gaza tiene cero armamento de ese tipo.
El ejército sionista tiene 48 helicópteros de ataque. En cambio la población de Gaza no tiene.
Eso sin contar las llamadas bombas MK-84 de 900 kilogramos que pueden atravesar concreto y metal grueso, creando un amplio radio de explosión y de alto poder destructivo; ni los misiles que constantemente lanza el ejército sionista desde su territorio, diezmando la población gazati. Cercar a una población de más de dos millones de seres y dejar que mueran de inanición por falta de agua, alimentos y medicamentos, es un crimen de lesa humanidad. Destruir con morbosidad toneladas de ayudas humanitarias sin el menor remordimiento, es simplemente un exterminio.
¿Entonces, de qué guerra estamos hablando? Es una política concebida, dirigida a la expulsión y aniquilamiento de una población de millones de seres humanos para el asentamiento de colonos judíos en la llamada «Rivera del Medio Oriente», ideada por Netanyahu y Donald Trump, copiando íntegramente la concepción hitleriana del «Espacio Vital».
Es hora de dejar de hablar de la Guerra de Gaza y decir con responsabilidad que se trata del genocidio, la limpieza étnica y el exterminio de una población de más de dos millones de seres humanos llevada a cabo por el Sionismo israelí con el auspicio y complicidad del gobierno estadunidense.