Los entes de seguridad brasileños se preparan para otros posibles actos golpistas en Brasilia, capital de Brasil
El presidente de Brasil cesa a decenas de militares que trabajaban en la residencia presidencial el día que ocurrió el asalto a los tres poderes, el 8 de enero.
El Ministerio de la Secretaría General de la Presidencia del Gobierno del mandatario brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, ha declarado el despido de 40 militares de las Fuerzas Armadas que formaban parte de la Coordinación de Administración del Palacio de la Alvorada, la residencia del presidente, en Brasilia, la capital, según ha recogido el medio local, Diario Oficial.
La mayoría de los despidos afectan a los grados inferiores como soldados, cabos y sargentos de la Armada, Fuerza Aérea y Ejército. Solo siete oficiales están entre los despedidos.
Entre los que perdieron su cargo también se encuentra el nombre del teniente coronel de la Policía Militar del Distrito Federal, Marcelo Ustra da Silva Soares, quien se desempeñó como asesor técnico militar en la Coordinación General de Operaciones de Seguridad Presidencial desde 2020.
Además, el cambio de personal se produce una semana después de un reportaje en el que la primera dama Rosângela Lula da Silva, Janja, expusiera a la prensa el mal estado en que se encontraba Alvorada tras la salida del expresidente Jair Bolsonaro.
La esposa de Lula enseñó a las cámaras muebles dañados, alfombras rasgadas, sofás sucios y parte del suelo roto, entre otros percances de los que responsabilizó a la familia del expresidente.
También, la decisión de Lula evidencia los recelos que ya manifestó en relación con la connivencia que habrían mostrado ciertos sectores de las fuerzas de seguridad y los militares con la turba de acólitos de Bolsonaro, afirmando que estaba seguro de la presencia de “cómplices” en aquellos hechos violentos.
“Hubo muchos cómplices, cómplices en la Policía Militar, cómplices en las Fuerzas Armadas. Estoy convencido de que las puertas del Palacio de Planalto se abrieron desde dentro porque no estaban rotas”, declaró el jefe del Estado brasileño el 12 de enero.
El 8 de enero, miles de simpatizantes del expresidente ultraderechista Bolsonaro— que no reconocen la victoria de Lula en las elecciones y defienden un golpe de Estado en su contra— asaltaron al Palacio presidencial.
En este sentido, las autoridades brasileñas han arrestado a unos 1800 partidarios radicales del exmandatario que llevaron a cabo el asalto durante cerca de cuatro horas. De igual modo, Lula ha asegurado que castigará a “los golpistas” que promovieron la destrucción de bienes públicos en Brasilia, con toda la fuerza de la ley.
Fuente: Resumen Latinoamericano