
México ha trazado una línea con Estados Unidos sobre lo que no será negociable: que sus tropas pisen territorio mexicano, así sea para combatir a los peligrosos carteles de la droga. La Secretaría de Relaciones Exteriores ha publicado un comunicado en el que rechaza cualquier intervención extranjera en el país, después de que el diario The New York Times diera a conocer que el presidente de EE UU, Donald Trump, ha firmado en secreto una orden para que las Fuerzas Armadas estadounidenses intervengan en otros países para enfrentar a las organizaciones criminales. “México no aceptaría la participación de fuerzas militares estadounidenses en nuestro territorio“, apunta de manera tajante la Cancillería.
La nueva orden de Trump ha cimbrado las relaciones diplomáticas entre México y Estados Unidos en un intercambio de baja intensidad, pero que comienza a mostrar grietas. El embajador de Estados Unidos en México, Ronald Johnson, ha publicado también un posicionamiento en el que defiende –sin nombrar– la decisión de Trump. “El presidente Trump lo ha dejado claro, y los líderes en todo nuestro gobierno concuerdan, estas organizaciones no solo son narcotraficantes. Son terroristas que destruyen vidas, corrompen instituciones y mantienen como rehenes del miedo a comunidades enteras”, ha señalado.
La Administración de Trump ha dejado claro desde hace meses que entre sus prioridades está el combate frontal a las organizaciones criminales de drogas. Desde enero, y ha incrementado significativamente las órdenes para congelar bienes, a través del Departamento del Tesoro, y el retiro de visas a diversos personajes sospechosos de mantener vínculos con el narcotráfico. México ha mirado con recelo todas estas acciones, pero sin manifestar mayor malestar por ello.
La diplomacia mexicana se ha ceñido a los principios de su escuela fundacional: el respeto a la soberanía de las naciones y la no intervención. “Cada quien debe trabajar en su país, para atender las causas que provocan las adicciones y la violencia derivada del tráfico ilegal de drogas y de armas“, ha contestado Exteriores al mensaje del embajador Johnson, por ejemplo. La presidenta mexicana, Claudia Shienbaum, ha reconocido que el Gobierno estadounidense ha insistido en ofrecer a sus tropas para el combate del narcotráfico en suelo mexicano, pero que su respuesta siempre ha sido no.
La Cancillería ha recordado que “desde hace meses” ambos gobiernos trabajan en un acuerdo de seguridad, del que todavía no se conocen los detalles, pero que, aseguran, estará basado en “los principios de colaboración y respeto a la soberanía”. Desde la llegada de Trump a la Casa Blanca, Sheinbaum ha negociado la imposición de aranceles con la implementación de un plan integral de seguridad en el sur de la frontera. La presidenta ha encontrado el punto medio ante la insistencia de Trump sobre cómo abordar el combate al crimen.
Las tropas estadounidenses no han pisado territorio mexicano desde 1848, cuando terminó la guerra entre México y Estados Unidos que se saldó con la pérdida de territorio mexicano. Desde el inicio del siglo XXI, ambos países han desarrollado una colaboración en términos de seguridad que se refleja, principalmente, en el entrenamiento de tropas y en el trabajo conjunto de inteligencia.
Fuente EL PAÍS