
El mundo de la televisión mexicana está de luto tras el fallecimiento del actor Juan Carlos Ramírez, muy conocido por sus interpretaciones en el mítico serial La Rosa de Guadalupe, a los 38 años.
La inesperada noticia se dio a conocer a través de su agencia de representación, I Am This, que confirmó el fallecimiento del artista el pasado 9 de agosto por la noche a través de un comunicado oficial. Desde la agencia no se dejaron de resaltar las cualidades humanas del intérprete tras su partida tan repentina, lamentando y expresando el dolor por su pérdida.
En nombre de la familia les damos las gracias por habernos acompañado. Sus padres y familiares están agradecidos con tantos mensajes y llamadas. Juan Carlos hace unos días falleció de un aneurisma cerebral. Pedimos de sus oraciones para toda la familia Ramírez Ayala”.
El actor era un rostro muy querido de la televisión azteca, en la que participó en series tan conocidas como El último Rey, Minas de pasión, Como dice el diablo, Marea de pasiones o su último trabajo de éxito, su papel de Chivo en la conocida Rosario Tijeras, protagonizada por Bárbara de Regil. Además, mostró su saber hacer en su trabajo como arquitecto y empresario, mostrando una versatilidad que traspasó el ámbito artístico.
Ramírez falleció a causa de un aneurisma cerebral, una dilatación anormal en la pared de una arteria cerebral originada por la existencia de una zona debilitada en la pared de la arteria que se hincha o abomba por los efectos de la presión de las pulsaciones sanguíneas. Este abombamiento puede llegar a romperse y causar un sangrado intracraneal que requiere tratamiento médico inmediato para detener la hemorragia en el cráneo y evitar daños cerebrales o la muerte, en el peor de los casos.
El tratamiento, no obstante, varía según el tamaño, ubicación y riesgo de ruptura. Entre otras cosas, incluye desde seguimiento médico hasta procedimientos quirúrgicos o endovasculares para reparar la arteria.
Imagen de un aneurisma.© Wikimedia Commons
Conviene tener en cuenta que algunos aneurismas no causan síntomas; y es posible que la persona no sea consciente de que tiene un aneurisma, incluso si es de gran tamaño, hasta que se rompen. En algunos casos, pueden provocar dolor de cabeza intenso -quienes lo han padecido aseguran que se trata del “peor dolor de cabeza” que jamás han sufrido-, visión doble, dolor detrás de un ojo, rigidez en el cuello o debilidad en alguna parte del cuerpo.
Entre los factores de riesgo se encuentran la hipertensión arterial, el consumo de tabaco, antecedentes familiares de aneurismas, consumo excesivo de alcohol y ciertas enfermedades hereditarias que afectan el tejido conectivo.
Fuente LA VANGUARDIA