
Los conceptos emitidos en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor
Por Marisela Gutiérrez
No escribo para agradar, escribo para que despierten
Porque nunca estuvieron contigo, estuvieron con tu poder.
Porque su lealtad no era genuina, era conveniencia.
Porque mientras estabas arriba, eras su escalera, su escudo y su excusa.
Pero al caer, ya no representas beneficio, y por eso te dejan solo.
El verdadero apoyo no se ve en la cima, se ve en la caída.
El que estaba para aplaudirte en la gloria y también para escucharte en el fracaso, ese es quien vale.
Los «lambones» solo son sombras del poder, no aliados.
Por eso, más vale un amigo honesto que diez aduladores.
La cima, como dices, no es para débiles, y el poder no es eterno.
Lo eterno es el respeto que dejas y la gente real que te acompaña, aún cuando ya no tienes nada que ofrecer.






