El Sindicato de Trabajadores del Puerto del Pireo (ENEDEP) se movilizó para impedir que el buque portacontenedores MSC ALTAIR con destino a Israel atracara en el puerto griego. El barco transportaba material de guerra, destinado a causar destrucción en Gaza. Gracias a que el bloqueo se mantuvo fuerte, el barco se vio obligado a desviarse hacia Italia, asestando un golpe a la maquinaria de guerra de Israel.
El Estado griego ha estado más que dispuesto a quienes se oponen al apoyo de Israel, como lo demuestra el intento de deportación de nueve ciudadanos europeos que participaron en una protesta pro Palestina en la Escuela de Derecho de la Universidad de Atenas en Mayo.
Una “amistad” interesada
El primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis, dijo al primer ministro israelí Netanyahu en octubre pasado que había venido a Tel Aviv “no sólo como un aliado sino como un verdadero amigo”. Grecia tiene intereses económicos y políticos particulares ligados a Israel.
Grecia quiere continuar con el proyecto de gasoducto EastMed de 6000 millones de euros, que transportaría reservas de gas desde la cuenca levantina, cerca de Chipre e Israel, hacia Grecia y otros países del sur de Europa. Este gasoducto de 1900 kilómetros tendría capacidad para transportar más de 9 mil millones de metros cúbicos de gas natural, lo que corresponde a alrededor del 10 por ciento del suministro de Europa.
Aunque la viabilidad del oleoducto está en el aire, dado que Estados Unidos retiró su apoyo en 2022, Netanyahu afirmó que consideraba que la alianza EastMed era “de enorme importancia para el futuro energético del Estado de Israel y su desarrollo hasta convertirse en una potencia energética”. Irónicamente, Mitsotakis dijo que el oleoducto contribuiría a la paz regional.
Ni un centavo ni una bala para la guerra en Gaza
Los portuarios griegos, al igual que sus homólogos de la India y de otros lugares, han mostrado el camino a seguir. La mejor manera para que los trabajadores de todo el mundo paralicen las industrias que alimentan la guerra.
Si los trabajadores portuarios de todos los países se negaran a atender y facilitar los barcos que transportan armas, entonces podrían detener no sólo un buque portacontenedores, ¡sino flotas enteras! O si los trabajadores tecnológicos en el extranjero desconectaran el software y el hardware que se utilizan en los drones y misiles, entonces se podría detener la lluvia de muerte que, habitualmente, cae sobre el mundo.
Y, en última instancia, si las organizaciones de masas de la clase trabajadora declararan colectivamente “¡no más!” y prepararan una campaña de huelgas generales, podrían paralizar a toda la sociedad.
Podrían paralizar a los que financian y facilitan la guerra y desafiar al poder: sentar las bases para desmantelar el podrido sistema que es la fuente última de la difícil situación en todo el mundo.
¡En Grecia hemos vislumbrado el verdadero poder de la clase trabajadora!
Este es el camino a seguir: ¡ni un centavo, ni un tornillo, ni una bala para la maquinaria de guerra! ¡Solidaridad internacional de clase!
Fuente En Defensa del Marxismo