El primer debate entre aspirantes a presidencia de México, provocó gran expectativa, pero al final, candidatos y analistas dicen que quedó a deber en tema de formato elegido por propios partidos políticos.
Una de las fechas más esperadas de este proceso electoral en México era el debate entre los candidatos a la presidencia de la República. Fue la primera oportunidad para que Claudia Sheimbaum, Xóchitl Gálvez y Jorge Álvarez Maynez, presentaran sus propuestas, proyectos y hasta dominio de escenario y temple emocional. Desde 1994, año del primer debate, no hay muchos cambios, pero con las quejas de todos en éste último, hay dudas sobre la utilidad de este ejercicio electoral. El INE salió al paso de los señalamientos de las dos candidatas punteras.
Hasta cinco minutos antes del debate, todos esperaban que salieran bien las cosas, aclararon los consejeros electorales y nadie había anticipado las fallas técnicas que hubo por parte de una empresa contratada para producir el debate. Destacados legisladores y conocedores de estos ejercicios democráticos aseguran que no se deben dejar de hacer.
Habrá dos debates más. Los tres candidatos presentarán propuestas sobre uno de los temas más candentes de la agenda política de todos los partidos, la seguridad.
Como parte del proceso electoral de cada seis años existen los debates entre los aspirantes a la Presidencia. Pocas veces han incidido en el resultado de las elecciones, pero una cosa quedó claro en este último que acaba de pasar: urge cambiar los formatos para que sean más flexibles y den mayor oportunidad para que los candidatos puedan expresar y con mayor amplitud de tiempo, las ideas y propuestas políticas con las que pretenden gobernar este país.
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Fuente HispanTV