
Por Polon Vasquez
Pvasquez3570@yahoo.com
FILADELFIA, PA– Por cuales razones sociales y políticas, funcionarios del gobierno perremeísta, demuestran esa actitud de enemistad y animadversión contra perremeístas que hicieron posible, la victoria electoral de Luis Abinader????
«No creo que tengan motivos y razones algunas, para manifestar públicamente esas desavenencias y rechazos políticos a los perredeístas de las bases partidarias que hicieron factible, la victoria electoral del hoy presidente dominicano, Licenciado Luis Rodolfo Abinader Corona».
El caso de Roberto Fulcar es un buen ejemplo para que el que ocupa un cargo público entienda que el mismo es transitorio.
En los últimos días se ha reportado sobre el estado de salud de quien fuera uno de los mentores de la candidatura de Luis Abinader, Roberto Fulcar, quien parece padecer una enfermedad intestinal.
Fulcar se desempeñó como ministro de Educación, de cuyo cargo fue destituido por el presidente Luis Abinader por la supuesta comisión de una serie de irregularidades que han lesionado su imagen pública.
Fulcar fue el jefe de campaña de la candidatura presidencial de Abinader y parece que esa importante posición le hizo pensar que el cargo que ocupara en ese Gobierno sería para la eternidad, porque ese funcionario se convirtió en impenetrable y se manejaba en medio de un personal tan numeroso que era un bochorno a los que habían criticado la forma de manejarse las autoridades salientes.
Fue tan indignante la actitud de este funcionario que no le tomaba llamadas a nadie y mucho menos las devolvía e incluso a gente que trabajó con él durante la campana electoral, lo cual indicaba que el carguito lo volvió loco.
Ahora su hermano Julito Fulcar, vocero de los diputados perremeístas, habla hasta de dignidad cuando su hermano jugó mucho con la de sus propios compañeros.
No es que este periódico quiera hacer leña del árbol caído, sino que la situación de Fulcar deja una enseñanza que consiste que cuando una persona va a una posición pública no puede creerse que la misma es de su propiedad, que se la dejaron sus abuelos.
El caso Fulcar no es exclusivo en el Gobierno del Partido Revolucionario Moderno (PRM), sino que se trata de un comportamiento general, porque los dirigentes de esta organización son expertos en maltratar a sus propios amigos y aliados políticos.
La actitud asumida por Fulcar, lo cual no es sólo lo que se debe reprochar de su conducta, sino también el hecho de que fue al ministerio de Educación a hacer lo mismo que se pasó años criticando y al final fue más de lo mismo.
El caso de Roberto Fulcar es tan dramático que a pesar de que no ha sido condenado por corrupción en Educación, pero ya las instancias correspondientes del Ministerio Público están apoderadas de un expediente que deja mucho que desear.
Lo ocurrido con este personaje no es nada que se pueda decir que se lo provocó otro, sino él mismo por creerse un ser intocable y que estaba por encima del bien y del mal.
Su situación no parece saludable ni siquiera para que sirva de soporte a la posible reelección del presidente Luis Abinader, porque hasta sus propios compañeros dejaron de creer en él, no por otra cosa que no sea por su comportamiento.
Lo que se sabe hasta ahora es que Fulcar se someterá a una intervención quirúrgica en los Estados Unidos por padecer úlceras en los intestinos, pero ello le puede ocurrir a cualquier persona, no así su situación política y podría decirse hasta moral por su mal manejo en el ministerio de Educación.
El caso de Roberto Fulcar representa un mal ejemplo que debe servir de escarmiento a los demás funcionarios del Gobierno que desde que llegaron a un cargo público no oyen, no ven y no sienten ninguna sensibilidad por sus propios compañeros.