
Proyectiles de crucero Kh-101/Kh-55SM, Iskander-K, misiles balísticos Iskander-M/KN-23, drones kamikaze Shahed… el recuento del escudo antimisiles ucraniano demuestra que Moscú tiene un variado arsenal de proyectiles que no parece mermar
Prácticamente cada noche, las defensas antiaéreas ucranianas deben emplearse a fondo para repeler los misiles y drones que cruzan el cielo desde Rusia. El porcentaje de acierto suele ser superior al 80%, y en numerosas ocasiones cercano al 100%, lo que supone no solo un alivio para Kiev, sino un ingente desperdicio de dinero para Rusia.
Sin embargo, el poder destructor sobre la población civil, los objetivos militares o las infraestructuras energéticas clave de cualquiera de estos proyectiles que logre sortear las defensas enemigas es enorme.
Moscú va variando sus objetivos. En las últimas semanas, la obsesión del Kremlin ha sido hacer blanco en refinerías para colapsar el suministro energético ucraniano, una obsesión que es recíproca y que se aprecia también en los contraataques de Ucrania.
En otras ocasiones, el objetivo prioritario parece ser la población civil, con el objetivo de mantener en auge el terror al enemigo, y siempre, por supuesto, las posiciones militares.
En las últimas semanas se había apreciado un cierto cambio de estrategia en el mando ruso, que había descendido el número de ataques aéreos pero los había hecho más profundos agrupando los drones kamikaze en oleadas más numerosas para dificultar su detención, tal y como habían constatado los servicios de inteligencia británicos.
El despliegue es tal que en ocasiones Moscú emplea en sus bombardeos hasta una decena de proyectiles distintos, un enorme despliegue que demuestra que Rusia no ha perdido capacidad armamentística gracias a aliados como Irán y posiblemente Corea del Norte. Y a veces incluso más.
Un ejemplo de ello es el recuento de armas enemigas que realizaron las Fuerzas Aéreas de Ucrania el pasado jueves, cuando constataron que la noche anterior Rusia había lanzado hasta 14 proyectiles de diversos tipos. Kiev logró derribar 80 de estas armas, aunque no pudo evitar que algunos de ellos impactaran en localidades como Jarkov, Odesa, Sumy o incluso la capital Kiev. Uno de estos proyectiles cayó en la provincia de Jersón y causó seis heridos, entre ellos dos menores.
Estos son algunos de los misiles y drones lanzados esa noche por Rusia, un ejemplo de lo que ocurre en otras muchas jornadas en los cielos de Ucrania:
Los misiles Kh-101 y Kh-55SM son armas estratégicas lanzadas desde aviones y están diseñadas para ataques de largo alcance con una gran precisión. Ambos pueden llevar a cabo vuelos largos a baja altitud y pueden llevar ojivas convencionales o nucleares de hasta 450 kilos.
Por su parte, los misiles Kalibr (3M-14) e Iskander-K, otros de los tipos de proyectil lanzados, según la Fuerza Aérea ucraniana, están diseñados para lanzamientos desde plataformas marítimas y terrestres, respectivamente. El Islander tiene un menor alcance que todos los anteriores (unos 500 kilómetros). Los dos tienen un sistema de navegación avanzadas y son muy utilizados para atacar instalaciones energéticas.
Otro de los clásicos del arsenal ruso arrojado sobre Ucrania aquella noche es el Iskander-M, un misil balístico táctico de corto alcance, altamente maniobrable y diseñado para evadir sistemas de defensa antimisiles. Alcanza una velocidad hipersónica superior a Mach 5 y puede portar ojivas convencionales de alto poder explosivo o nucleares.
El KN-23, desarrollado por Corea del Norte, es un misil balístico de características similares al Iskander-M, pero con un alcance ligeramente superior, de hasta 700 kilómetros. Es un ejemplo de la estrecha colaboración entre Rusia y Corea del Norte, tanto en los cielos como sobre el terreno.
El último de los modelos reportados por el ejército ucraniano es el de los drones Shahed-136 y Shahed-131, de origen iraní y ampliamente utilizados por Rusia, que son municiones merodeadoras diseñadas para saturar las defensas enemigas y destruir objetivos estratégicos.
En esta ocasión, el fondo de armario de Moscú con este tipo de vehículos aéreos no tripulados parece inagotable, aunque el índice de piezas derribadas por las defensas ucranianas es muy alto.
A estos tipos de armas se añaden otras utilizadas con profusión por las tropas de Vladimir Putin, como el misil hipersónico Kinzhal (Kh-47M2), las mencionadas bombas planeadoras o misiles de crucero de diversa procedencia.
Fuente: La Razón