
Una nueva investigación revela cómo los militares rusos fueron yendo a buscar puerta por puerta a los señalados para llevarlos de ‘paseíllo’
Este viernes afloró un nuevo relato del horror sufrido en Bucha el pasado febrero y marzo, cuando Rusia intensificaba sus ataques para concluir la guerra en pocos días mediante el descabezamiento de Ucrania. Según informó la agencia Associated Press, a partir de una investigación que ha durado meses, a los soldados rusos se les ordenó cometer las atrocidades con un término concreto: «zachistka». O sea, ‘limpieza’.
Así, a partir de listas confeccionadas en las semanas previas por los servicios de Inteligencia rusos, los militares fueron yendo a buscar puerta por puerta a los señalados para llevarlos de ‘paseíllo’. Las víctimas, en su mayoría varones en edad de combatir, habían sido identificados como potenciales ‘amenazas’ para el imperio ruso en esa localidad. Quienes no habían sido señalados por su importancia menor fueron igualmente capturados, torturados y, en muchos casos, ejecutados.
El patrón de estas matanzas es similar al de otras acciones que han tenido lugar en otros puntos de Ucrania en el marco de la invasión. El pasado septiembre se descubrieron varias fosas comunes repletas con alrededor de 440 cadáveres en una zona boscosa próxima a Izium, al este del país. Algunos de los cuerpos mostraban signos de tortura, así como sogas alrededor del cuello y las manos atadas. Tres fosas más se han hallado en en la región de Járkov tras el repliegue de tropas rusas.
En uno de los vídeos grabados por una cámara de seguridad, obtenido por AP junto con un registro de llamadas telefónicas entre soldados rusos, puede apreciarse cómo al menos nueve individuos desarmados son llevados a punta de pistola hacia su muerte. Este material está ya en manos de la Fiscalía ucraniana, que se ha propuesto rendir cuentas con los perpetradores de los crímenes que Rusia ha cometido contra los ucranianos.


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Fue a finales de abril pasado cuando la fiscal jefe Iryna Venediktova anunció la imputación de cargos contra 10 soldados rusos de la 64ª Brigada Separada Motorizada. «En una corta investigación, los fiscales establecieron que durante la ocupación de Bucha tomaron a civiles desarmados como prisioneros, los hicieron padecer hambre y los torturaron», explicó la jurista. Esta es solo una porción del horror de Bucha, donde se hallaron más de 600 cuerpos sin vida tras la retirada rusa.
Y aunque las pruebas de crímenes de guerra cometidos a manos de Rusia se han apilado durante meses, las expectativas de que organismos como la Corte Penal Internacional intervengan para juzgarlos son magras. Sólo la Unión Europea pareció brindarle una oportunidad al subvencionarlo con 7 millones de euros a principios de este verano. Sin embargo, varias razones, entre ellas que Rusia no es Estado miembro, obstaculizan esta vía. La justicia queda, por ahora, en manos de los jueces ucranianos.
Fuente: El Mundo