
Un enjambre de 2.000 drones
Rusia está cerca de lanzar un enjambre de más de 2.000 drones contra Ucrania, según ha advertido el general de división alemán Christian Freuding, jefe del Centro de Situación para Ucrania del Ministerio de Defensa de Alemania. Es una cifra inaudita en la campaña terrorista que Vladímir Putin lleva ejecutando contra la población civil del país desde hace más de dos años.
La escalada coincide con una explosión en la producción rusa de vehículos aéreos no tripulados: el Kremlin planea fabricar 2 millones de drones FPV —drones de primera persona— y 30.000 drones de largo alcance en 2025, según la inteligencia ucraniana.
El ataque masivo con 2.000 aparatos simultáneos supondría multiplicar por tres el récord actual. El 9 de julio, Rusia lanzó 728 drones del tipo Shahed y señuelos en una sola noche, la cifra más alta registrada hasta la fecha. Un enjambre de 2.000 drones representaría una saturación total de las defensas aéreas ucranianas, diseñadas para interceptar objetivos individuales o grupos pequeños, no oleadas masivas de aparatos baratos que cuestan entre 30.000 y 50.000 euros cada uno.
Una ecuación económica insostenible
La amenaza rusa explota una vulnerabilidad fundamental de los sistemas de defensa: el coste desproporcionado entre atacante y defensor. Un dron Shahed fabricado en las instalaciones rusas de Alabuga cuesta aproximadamente 40.000 euros, mientras que un misil interceptor cuesta de 10 a 100 veces más. Esta proporción de 1 a 125 convierte cada intercepción en una victoria económica para Moscú.
«Las actuales soluciones de defensa antiaérea son económicamente insostenibles cuando se utilizan contra drones relativamente baratos», declaró Freuding en una entrevista con el podcast Nachgefragt de la Bundeswehr. El general alemán insiste en la necesidad urgente de desarrollar contramedidas que cuesten entre 2.000 y 4.000 euros por intercepción, una fracción del precio actual de los sistemas avanzados.
Arma para la defensa aérea contra drones en las afueras de Kiev.
Arma para la defensa aérea contra drones en las afueras de Kiev.
La escalada de ataques con drones rusos ha crecido exponencialmente. Entre septiembre de 2022 y agosto de 2023, Rusia lanzó aproximadamente 2.000 drones Shahed contra Ucrania. Esa cifra se ha disparado en 2025: en junio Moscú disparó un récord de 5.337 drones del tipo Shahed, más del doble de todo el primer año de ataques. El comandante de las Fuerzas de Sistemas No Tripulados de Ucrania, Robert «Magyar» Brovdi, advirtió el 4 de julio que los ataques rusos con drones Shahed podrían subir hasta los 1.000 aparatos diarios.
La capacidad rusa para sostener ataques masivos se asienta en la expansión industrial de sus instalaciones de producción. El 15 de julio, las fuerzas ucranianas derribaron el dron Shahed número 30.000 de Rusia, fabricado en las instalaciones de Alabuga, en Tatarstán. Esta cifra demuestra que sólo en el primer semestre de 2025 se fabricaron más de 18.000 drones en una sola línea de producción.
La capacidad rusa se ha visto reforzada por un cambio de política china que ha alterado el equilibrio tecnológico del conflicto. Freuding reveló que Pekín ha dejado de suministrar componentes de drones a Ucrania y ha reorientado sus exportaciones hacia Rusia. «Esta medida ha limitado significativamente el acceso de Ucrania a tecnologías esenciales relacionadas con los drones», declaró el general alemán.
Restos de un Shahed expuesto en Kiev.
Restos de un Shahed expuesto en Kiev.
El cambio chino representa un golpe estratégico para Kiev, que había dependido de componentes electrónicos chinos para su propia producción de drones. Mientras Ucrania ve cortado el suministro de piezas críticas, Rusia accede a la misma tecnología para alimentar sus fábricas de armas. Esta asimetría en el acceso a componentes puede determinar el curso futuro de la guerra aérea no tripulada.
La respuesta ucraniana
Pese a las limitaciones de suministro, Ucrania ha conseguido expandir dramáticamente su propia capacidad de producción de drones. El entonces ministro de Defensa Rustem Umerov declaró el 26 de junio que Kiev tiene actualmente capacidad para producir 4 millones de drones anuales. El presidente Volodímir Zelenski ha afirmado que Ucrania puede fabricar 8 millones de drones al año, aunque carece del respaldo financiero internacional para alcanzar ese potencial.
Esta carrera de producción entre Rusia y Ucrania es el ejemplo más claro de cómo la guerra del futuro es ya una competición industrial donde la capacidad manufacturera puede resultar más decisiva que la superioridad táctica tradicional.
Fuente EL CONFIDENCIAL