
Bebe de 2 meses falleció por enfermedad respiratoria, al no contar de forma oportuna con una cama para paciente crítico (UTI, UCI) hace algunos días. Las autoridades de salud dicen que se iba a morir igual. Las urgencias pediátricas y camas críticas pediátricas colapsadas.
Todos los inviernos los hospitales, los consultorios, los SAPUs colapsan… ¿Quién sufre las consecuencias?… los sectores más desposeídos, precarizados y explotados. Los datos lo confirman, la mortalidad infantil es mucho mayor en los sectores más pobres. Es decir, quienes deben morir esperando una atención oportuna, una cirugía, un medicamento especial, son los hijos e hijas de la clase trabajadora, no los hijos de quienes hoy nos gobiernan ni las hijas de los dueños del país.
La precariedad del sistema sanitario público chileno camina a un deterioro aún más profundo que el actual. A las interminables listas de espera (donde muere la clase obrera), la falta de camas de hospitalización, el colapso de los servicios de urgencia, la falta de ciertos exámenes y medicamentos, se le debe sumar el importante deterioro de la salud mental que hoy vive la población y que se evidencia, por ejemplo, en el aumento sostenido de la tasa de suicidios en los últimos años. Las y los trabajadores de la salud no son indiferentes a esta crisis, también sufren las consecuencias de ella y deben, muchas veces, hacer lo más posible por la salud de la gente contando pocos recursos y mala infraestructura.
Este es el resultado de un sistema sanitario público que por décadas ha sido desmantelado progresiva e intencionadamente; con baja inversión, mala gestión y precariedad laboral para sus trabajadores y trabajadoras. Por otro lado, una salud privada que crece, se enriquece y lucra cada día más. Quieren hacer creer que el problema son las ISAPRES, cuando las clínicas y centros privados de salud siguen multiplicándose. Cada año el sistema público (hospitales) pierde camas de hospitalización y el sistema privado (clínicas) crece en camas nuevas. El sistema de salud público se hunde, mientras el sistema privado sigue acumulando ganancias. Ese es el plan para la salud en Chile: achicar, desprestigiar, desfinanciar lo público; para seguir “engordando” a los empresarios de la salud.
Hoy además asistimos a un periodo del año (otoño-invierno) donde se ponen con mayor evidencia las precarias condiciones de vida en que vive gran parte de las familias del país. Empleo precario, inestable e informal, bajos sueldos (ya no alcanza para ir al médico particular), malas condiciones de vivienda (hacinamiento, mediaguas), alza en los precios de alimentos que genera mala nutrición, contaminación medio ambiental, estrés y preocupación constante por la vida futura, etc.
Leonardo Recabal Pincheira
Trabajador de la Salud Pública
Dirigente FENATS, región del Bio Bio
Asociación Intersindical de Trabajadores y Trabajadoras Clasistas (AIT)
Fuente Radio Plaza de la Dignidad