
Los conceptos emitidos en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor
Por José Armando Toribio
SANTIAGO. La Semana Santa es una época muy especial para la población cristiana. Más allá de nuestras creencias individuales y la visión que tengamos sobre ella, representa un tiempo propicio para encontrar paz, tranquilidad y reconciliación espiritual.
Este año no ha comenzado de la mejor manera para el pueblo dominicano. Hemos sido testigos de múltiples accidentes de tránsito, feminicidios, tragedias y señales de una creciente descomposición social.
Sin embargo, la Semana Santa nos ofrece una oportunidad para detenernos, orar, pedir perdón y renovar nuestro compromiso de ser mejores personas.
El lunes 8 de abril será, sin duda, una fecha que quedará marcada en la mente y el corazón de todos los dominicanos y de buena parte del mundo.
Es un momento ideal para abrazar, expresar nuestro amor a los seres queridos y extender ese mismo afecto a nuestros vecinos. No te quedes con nada guardado: hazlo.
La Semana Santa constituye una de las conmemoraciones más importantes del cristianismo, ya que en ella se recuerda la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. Se rememoran los últimos momentos de Cristo en la tierra: desde su entrada triunfal a Jerusalén como Salvador, hasta su sacrificio en la cruz y su gloriosa resurrección.
Lamentablemente, muchas personas han reducido esta celebración a aspectos puramente triviales, alejándose de los principios cristianos que le dieron origen.
Vivimos en una época marcada por el consumismo y las distracciones, y no siempre resulta fácil escapar de esa vorágine.
Pero lo ideal en estos días es propiciar un mayor acercamiento con Dios y con nuestro propósito en la vida.
Ojalá esta Semana Santa nos inspire a ser protagonistas de nuestro propio destino, tomando las riendas con fe, voluntad, humildad y un compromiso firme con el bienestar colectivo.
Finalmente, a pesar de las malas noticias que escuchamos a diario, no perdamos de vista que esta es una época de esperanza. Caminemos con firmeza, esparciendo la semilla de la paz, la verdad y las buenas nuevas.
Con fe y determinación, cosecharemos ciudadanos responsables, comprometidos, valientes, honestos y dispuestos a trabajar por el bien común.