
Por Félix Luna
Hay características que surgen a raíz de mi comentario en Twitter, que me dan pena de esta sociedad. La construcción de un masoquista, esa que justifica la acción del agente de digesett usando la fuerza, porque «asigun» esos ciudadanos solo con macana se arregla esto, o que la autoridad debe imponerse por el uso de la fuerza.
La conducta masoquista es una enfermedad, la violencia es otro mal, pero no sólo es violencia o se puede definir como violencia los actos físicos, sino los actos que empujan a la violencia física que inician con una violencia psicológica.
Si partimos de analizar la desde el momento en que el agente y el alcalde se agreden físicamente, estamos frente a un análisis parcial del evento, para comprender el hecho debemos partir desde el inicio.
Una persona que se transita por la vía pública es detenida por un agente, según el agente la persona le dice que el le dijo que lo que quería es quitarle dinero, el agente procede arrestar por difamación e injuria, y puede según el agente durar 24 horas.
El alcalde llega al lugar y exige que llame a su superior, yo no sé cuantos derechos está violando el agente de la digesett, analícelo usted, incluyendo no llamar a su superior.
Lo demás es una cadena de elementos que se conjugan para terminar con una autoridad herida, si eso es a un alcalde, imaginen que no le haría a cualquier ciudadano. Me da mucha vergüenza, que gente por ser lambón del gobierno tengan esta actitud de promover el autoritarismo, la violencia, los abusos a los ciudadanos. Que asco de esta generación que no comprenden que vivimos en un estado de derecho.
Lo peor está por venir, tener una persona que lo que sabe es vender carro en el intramp le va traer mucho problema a Luis Abinader, pero El que por su gusto muere la muerte le sepa a gloria…