
Las autoridades del territorio francés de Nueva Caledonia, en el Pacífico, anunciaron un toque de queda de dos días tras el estallido de violentos disturbios en el archipiélago que han dejado, al menos, dos muertos y cientos de heridos.
Los disturbios comenzaron cuando los legisladores franceses debatían reformas electorales que aumentarían el número de personas que podrían votar en Nueva Caledonia. Los opositores dicen que ampliar las listas de votantes, que no se han actualizado desde 1998, beneficiaría a los políticos partidarios de Francia en Nueva Caledonia y marginaría aún más al pueblo indígena canaco, víctima en el pasado de estrictas políticas de segregación y discriminación generalizada.

Nueva Caledonia, un vasto archipiélago al este de Australia con unos 270 000 habitantes, ha sido escenario de décadas de tensiones entre los indígenas canacos, que buscan la independencia, y los descendientes de los colonizadores que quieren seguir siendo parte de Francia. Pero los disturbios elevan ahora la tensión hasta cotas que no se registraban desde hace mucho tiempo.
Francia envía refuerzos policiales
El Ministerio del Interior francés anunció que se enviarían refuerzos policiales al territorio, que durante mucho tiempo sirvió como colonia penitenciaria y ahora alberga una base militar francesa. Fuentes ministeriales indicaron que decenas de personas fueron arrestadas. El aeropuerto quedó cerrado y decenas de vuelos resultaron cancelados.
El estallido violento se suscitó a partir de que la Asamblea Nacional de Francia decidió adoptar una reforma del censo electoral de la isla, que permitiría el derecho al voto a los residentes en el territorio de ultramar por más de diez años.
Opositores a la reforma aseguraron que Francia no toma en cuenta la identidad del archipiélago y cuestionaron que personas que están fuera de él decidan por ellos. Según independentistas, de la etnia canaco, la reforma quitará peso a la población autóctona y a esa corriente política en la decisión del futuro.
Según el ministro del Interior francés, Gérald Darmanin, los disturbios han dejado centenares de heridos, entre ellos más de cien policías y gendarmes. Añadió que hubo saqueos de establecimientos comerciales e incendios de viviendas, negocios, fábricas y autos.
Se reportan personas circulando con bates, palos de golf y otro armamento rudimentario circulando por distritos de Numea, la capital.
En testimonios a medios, estos señalaron que los portan para autodefenderse de las fuerzas de seguridad. Por su parte, policías y gendarmes refieren que se les ha disparado con carabinas de caza.
Las autoridades francesas temen que el estallido violento se extienda a otras áreas. En la capital rigió toque de queda y quedaron prohibidas las concentraciones, la tenencia de armas y la venta de alcohol.
El alto comisionado francés en el territorio de ultramar, Louis Le Franc, precisó que se han llevado a cabo 140 arrestos y que estas personas serán llevadas ante la Justicia. Agregó que fue suspendido el tráfico aéreo.
Macron solicitó a su primer ministro, Gabriel Attal, que se reúna con las fuerzas políticas del archipiélago.
Aunque el Elíseo decidió aplazar la promulgación de la reforma para dar tiempo a ese diálogo, la oposición de izquierda entre los diputados franceses exigió que la reforma sea retirada y que el Gobierno no acuda a la represión.
Además de estas medidas, Francia ha movilizado hacia allí efectivos del Grupo de Intervención de la Gendarmería Nacional (GIGN), cuatro escuadrones de gendarmes móviles y otras fuerzas especializadas.
Tuvieron lugar en Numea protestas pacíficas contra la reforma, convocadas por la Unidad de Coordinación de Acciones sobre el Terreno (CCAT) y apoyadas por el Frente Socialista de Liberación Canaco (FLNKS) y la Unión Nacional por la Independencia, entre otras. En un comunicado a raíz de la violencia, estas pidieron a la población volver a la calma.
Nueva Caledonia ha sido escenario de plebiscitos para descolonizar la región. En 2018 el independentismo alcanzó 43.33 por ciento.
En 2020, el 55.74 por ciento de los votantes optó por mantenerse como territorio francés. En el caso de 2021, los independentistas pidieron a sus seguidores no acudir a votar y alegaron que la pandemia de Covid-19 impidió realizar campaña política.
El presidente del partido independentista Unión Caledonia, Daniel Goa, pidió calma pero dijo que las protestas «revelan la determinación de nuestros jóvenes de no dejar que Francia los gobierne más». Goa condenó el saqueo que «nos deshonra y de ninguna manera sirve a nuestra causa y nuestra lucha».
El alto funcionario francés del territorio, el Alto Comisionado Louis Le Franc, dijo que la capital, Nouméa, sufrió disturbios de «alta intensidad» durante la noche que dañaron equipos de videovigilancia y numerosas tiendas. Las escuelas cerraron y la mayoría de los negocios permanecieron cerrados. Cientos de automóviles resultaron quemados y decenas de negocios y hogares fueron vistos en llamas en vídeos publicados en las redes sociales.
Los disturbios reavivan las tensiones independentistas
Las personas de ascendencia europea en Nueva Caledonia distinguen entre descendientes de colonizadores y descendientes de los numerosos prisioneros enviados al territorio por la fuerza.
En 1988 se alcanzó un acuerdo de paz entre facciones rivales. Una década después, Francia prometió otorgar a Nueva Caledonia poder político y amplia autonomía y celebrar hasta tres referendos sucesivos.
Los tres referendos se organizaron entre 2018 y 2021 y la mayoría de los votantes optaron por seguir siendo parte de Francia en lugar de respaldar la independencia. El pueblo canaco independentista rechazó los resultados del último referéndum de 2021, que boicoteó porque se celebró en un momento crítico de la pandemia de COVID-19.
Attal hace un llamamiento al diálogo
El primer ministro de Francia, Gabriel Attal, condenó la violencia y pidió volver al diálogo «con todas las partes interesadas y todos los actores locales» sobre la propuesta de reforma que fue objeto de un acalorado debate en la Asamblea Nacional, la cámara del Parlamento más influyente de Francia.
Attal pidió a los líderes políticos de Nueva Caledonia que «tomen la mano extendida (de Francia)» y hablen. El primer ministro francés hizo esas declaraciones en la Asamblea Nacional durante una sesión de preguntas con los miembros del Gobierno.
El ministro francés del Interior y Territorios de Ultramar, Gérald Darmanin, afirmó que detrás de la violencia estaban «delincuentes y a veces criminales». Dijo que se desplegarán cuatro escuadrones móviles de gendarmería como refuerzos, incluidos 15 gendarmes de una unidad de intervención de élite.
Las autoridades locales también hicieron un llamamiento a la calma. El presidente del Senado Consuetudinario, Víctor Gogny, dijo que los jóvenes tienen derecho «a expresar sus demandas y aspiraciones legítimas», pero deben esforzarse por lograr «el diálogo y el consenso».
Fuente Euronews/TeleSUR