
Los conceptos emitidos en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor
Por Becker Márquez Bautista
No es un secreto para nadie que la figura del generalísimo (dictador) Rafael Leónidas Trujillo Molina sigue generando controversia y, en ocasiones, molestia en muchos ciudadanos dominicanos. Entre las diversas interpretaciones que circulan en la sociedad, una de las más persistentes es la negación de que Trujillo saldara la deuda externa, un argumento que a menudo se utiliza para confundir a la opinión pública.
Por este motivo, he querido escribir este artículo para edificar un poco al pueblo sobre la realidad de este hecho histórico. De entrada, afirmo categóricamente que sí, el pago de la deuda externa del país se realizó en 1947. Es cierto que este evento fue un hito magistralmente publicitado por el régimen y se usó como una herramienta de propaganda para presentarlo como el «Salvador» de la nación y el «Restaurador de la Independencia Financiera dominicana».
Soberanía y Propaganda: Un Movimiento Estratégico
La razón principal de Trujillo para saldar la deuda externa era primordialmente política: recuperar la soberanía plena sobre las aduanas dominicanas, que habían estado bajo control de Estados Unidos desde 1905 debido a los incumplimientos de deuda de gobiernos anteriores. Esta situación, producto de la Convención Domínico-Americana, limitaba la autonomía fiscal del país y era un recordatorio constante de la injerencia extranjera. Al pagar la deuda, Trujillo eliminaba la supervisión financiera estadounidense, consolidando así su poder absoluto y presentándose ante su pueblo y el mundo como un líder que había liberado al país de esta intromisión. Esto le sirvió enormemente para fortalecer su imagen, legitimidad interna y el culto a su personalidad.
Las Negociaciones y el Tratado Trujillo-Hull
La deuda en cuestión se había heredado de siglos anteriores y se había consolidado en tratados con Estados Unidos, como los de 1907 y 1924. Trujillo inició las negociaciones en la década de 1930, culminando con la firma del Tratado Trujillo-Hull en 1940. Este tratado sentó las bases para el pago definitivo de la deuda, que en ese momento ascendía a unos 16 millones de dólares, a cambio de que Estados Unidos renunciara formalmente al control de las aduanas dominicanas. Este fue un punto de inflexión en la relación bilateral y un triunfo diplomático para el dictador, al menos en la superficie.
El Manejo Financiero: Éxito con Sombras de Controversia
Para comprender mejor el contexto del pago, es fundamental destacar las medidas económicas previas que tomó el régimen. En 1941, Trujillo compró la sucursal del National City Bank of New York en Santo Domingo y el 24 de octubre de ese mismo año fundó el Banco de Reservas. En 1947, fundó el Banco Central de la República Dominicana y el 10 de enero de ese mismo año quedó establecido el peso dominicano como moneda oficial, terminando de esa manera el uso del dólar estadounidense como moneda de curso legal en el país. El 19 de julio de ese año Trujillo saldó la deuda externa del país, ascendente a 9,271,855.55 dólares americanos.
No obstante, aunque se saldó la deuda externa en 1947, es crucial analizar el contexto y los métodos empleados, que a menudo son objeto de debate

Creación de Deuda Interna: Para saldar la deuda externa, el régimen de Trujillo generó una deuda interna considerable. Algunas fuentes sugieren que esto se hizo con dinero inorgánico o mediante otros mecanismos que, si bien liberaron al país de compromisos con gobiernos extranjeros, consolidaron aún más el control financiero en manos del «benefactor» (dictador), afectando a la economía doméstica y la libertad económica de los ciudadanos.
Beneficios Personales y Explotación: Según numerosos historiadores, el presidente Trujillo y su familia monopolizaron gran parte de la economía dominicana, acumulando una vasta fortuna. Si bien es cierto que esa fortuna se quedó en el país al momento de su derrocamiento, el pago de la deuda externa fue posible, en parte, gracias a la férrea y a menudo brutal explotación de los recursos del país y al enriquecimiento personal desmedido del dictador y su círculo. Incluso se menciona que el cheque final se emitió desde una cuenta bancaria personal del generalísimo Trujillo, lo que subraya su control absoluto sobre las finanzas nacionales y la fusión entre la riqueza del Estado y su patrimonio privado.
El Nuevo Endeudamiento: A pesar de haber «saldado» la deuda externa, la República Dominicana volvió a endeudarse significativamente durante el resto del período de Trujillo con préstamos de instituciones como el Eximbank, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Nova Scotia. Paradójicamente, para el momento de su muerte en 1961, la deuda pública del país se había triplicado en relación con lo que era en 1947, evidenciando una gestión económica insostenible a largo plazo y una nueva dependencia financiera.
En resumen, el pago de la deuda externa bajo Trujillo fue un evento real y de indudable impacto simbólico, con un fuerte componente político y propagandístico. Le permitió al presidente Trujillo afirmar una aparente independencia financiera y consolidar su poder absoluto, pero esto se logró a menudo a expensas de las libertades individuales, la verdadera salud económica a largo plazo del país y, lamentablemente, no evitó un posterior y aún mayor endeudamiento. Reconocer este hecho histórico no implica justificar los métodos ni el carácter opresivo de su régimen, sino comprender la complejidad de un capítulo fundamental en la historia dominicana.