
Solo Las promesas rotas
El secretario de Estado, Marco Rubio, ha afirmado este viernes que EEUU no negociará durante «meses»
Han pasado 88 días desde la investidura de Donald Trump y el tono del presidente estadounidense y su equipo respecto a la guerra de Ucrania ha cambiado sensiblemente. Si durante la campaña electoral el mandatario aseguraba que terminaría con el conflicto bélico en «24 horas», casi tres meses después de su aterrizaje en la Casa Blanca esa promesa ha quedado disuelta por completo. De hecho, el secretario de Estado, Marco Rubio, amenazó este jueves desde París con el fin de la mediación estadounidense si el acuerdo de paz no es «viable a corto plazo».
El pasado mes de marzo, Trump afirmó que su promesa electoral de acabar con la guerra de Ucrania en 24 horas era «un poco sarcástica». Se ha demostrado con creces que el acuerdo entre Rusia y Ucrania es mucho más complicado de alcanzar de lo que afirmó Trump antes de volver a ostentar el liderazgo de Estados Unidos. Y se ha demostrado también que la afinidad del mandatario con Vladímir Putin y sus intereses es mucho mayor de la que ha mostrado en sus contactos con el líder ucraniano.
La famosa promesa de las 24 horas
La paz para Ucrania no fue una promesa trivial o secundaria en la campaña de las elecciones de los Estados Unidos, más bien constituyó una de las claves de la carrera de Donald Trump a la Presidencia. A mediados de enero, ya en calidad de ganador indiscutible de las elecciones, pero antes de ser investido, Trump bajó el suflé que había inflado en los meses previos: durante conversaciones con periodistas en su mansión en Mar-a-Lago, el mandatario admitió que le llevaría «seis meses» resolver el conflicto.

El 12 de febrero comenzaron los esfuerzos de la administración Trump para negociar un acuerdo de paz. El mensaje quedó claro cuando el primer actor con el que quiso hablar el estadounidense fue Vladimir Putin. Con él mantuvo una «larga y productiva» conversación telefónica sobre Ucrania. Y solo después de aquello, Trump se decidió a llamar a Volodímir Zelenski.
«Acabo de hablar con el presidente de Ucrania. La conversación fue muy bien. Él, al igual que el presidente Putin, quiere hacer la paz», posteó Trump en redes sociales ese mismo día.
El comienzo de las negociaciones (sin Ucrania)
El Ejecutivo estadounidense eligió Arabia Saudí como destino inicial para las negociaciones, que comenzaron el 18 de febrero con dos interlocutores: El secretario de Estado de EEUU, Marco Rubio, y el ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov. El encuentro quedó marcado por la ausencia de la parte ucraniana y por la reivindicación posterior de Zelenski: «Ucrania y Europa en un sentido amplio deben participar en las conversaciones y en el desarrollo de las garantías de seguridad necesarias con Estados Unidos en relación al destino de nuestra parte del mundo».
Estados Unidos, tras la primera toma de contacto con Rusia, afirmó que se debían hacer concesiones por «todas las partes». La segunda jornada de negociaciones entre Washington y Moscú se celebró en Estambul el 28 de febrero, y tras la reunión quedaron patentes las reticencias de Rusia a ceder territorio invadido. En este contexto tuvo lugar la primera y única reunión de Trump y Volodímir Zelenski.
La visita de Zelenski a la Casa Blanca
El tono bronco que mostraron Donald Trump y su vicepresidente, J. D. Vance, en su conversación con Zelenski en la Casa Blanca pasará a la historia. Entre otras cosas, porque la riña se produjo en una sala repleta de cámaras de televisión. La exposición no llevó al líder estadounidense y su número dos a llevar un diálogo diplomático. Es más, el presidente Trump llegó a espetarle a su homólogo ucraniano: «Usted está jugando con las vidas de millones de personas, usted está jugando con la Tercera Guerra Mundial«.

Zelenski señaló durante la reunión que Washington no había hecho esfuerzos suficientes para alcanzar un alto al fuego y asegurar que Rusia no destruyera Ucrania. A lo que J.D. Vance contestó vehemente: «Hacer una pelea aquí delante del pueblo estadounidense me parece una falta de respeto, porque usted está buscando ayuda. Y usted debería estar dándole las gracias al presidente Trump«. En los días siguientes, la tensión siguió aumentando entre un Zelenski convencido de que el fin de la guerra era aún «lejano» y un Trump que advertía al ucraniano de que EE. UU. no lo iba a tolerar durante mucho tiempo.
Un alto el fuego energético incumplido
Estados Unidos, completamente obcecado con el líder ucraniano, decidió cortar el intercambio de información de inteligencia con Kiev, dejando así a Ucrania ciega en el conflicto bélico. Así se mantuvo hasta mediados de marzo, cuando Ucrania aceptó la propuesta de Estados Unidos para un alto el fuego de 30 días. Rusia no se mostró frontalmente en contra del alto al fuego, pero presentó una extensísima lista de demandas que lo hicieron imposible.
El 18 de marzo, Trump y Putin hablaron de nuevo por teléfono: el estadounidense no logró el cese de las hostilidades durante 30 días, pero en aquel momento parecía que Rusia estaba dispuesta a un «alto al fuego energético y de infraestructuras». El pacto se alcanzó el 25 de marzo, pero no se ha cumplido en ningún momento. Este mismo martes, el Gobierno ucraniano afirmó que Rusia había violado la tregua «más de 30 veces».
El culmen de los ataques rusos a Ucrania tuvo lugar la semana pasada en la ciudad de Sumy, al noreste de Kiev. Los bombardeos con misiles balísticos dejaron más de 30 muertos y 115 heridos. Además, resultaron dañados 51 edificios. La reacción de Zelenski fue llamar «escoria inmunda» al Kremlin y alertar de que «solo la presión, solo la acción decisiva» del resto de países puede poner fin a la guerra.
La amenaza de Rubio
Este viernes, Rubio ha afirmado que el Gobierno estadounidenses no continuará con los «esfuerzos» de paz durante «semanas o meses». El equipo de Trump reclama a Rusia y Ucrania que muestren que la paz es factible. «Si no lo es, entonces seguiremos adelante con otra cosa», ha señalado Marco Rubio este viernes desde París, donde el jueves fue recibido por el presidente Emanuel Macron.
Fuente: 20 Minutos