Con cruce de acusaciones, especialmente entre las candidatas
A menos de dos semanas de las elecciones nacionales, la candidata presidencial de la oposición, Xóchitl Gálvez, abordó la seguridad, uno de los desafíos más difíciles de México, en su último debate por la noche con la aspirante del partido gobernante, Claudia Sheinbaum.
México está a punto de alcanzar un hito en Norteamérica convirtiéndose en el primer país del continente en tener una presidenta mujer al frente del Ejecutivo. El 2 de junio más de 100 millones de mexicanos están llamados a las urnas después de un sexenio marcado por el populismo de Andrés Manuel López Obrador (AMLO).
Muchos ven una oportunidad de cambio en los próximos comicios. La Constitución de México no permite la reelección, por lo que el actual presidente abandonará el despacho del Palacio Nacional de México este verano.
¿Quién va a ganar las próximas elecciones de México?
La cuestión es si le dará el relevo la candidata de su partido, Claudia Sheinbaun, que lleva seis años al frente del Gobierno de la Ciudad de México; o Xóchitl Gálvez, empresaria y senadora desde al año 2018 que representa a la unión de los partidos tradicionales (PRI y PAN) frente a la formación de AMLO: Morena.
Son unas elecciones en las que se espera una gran movilización del electorado. El hecho de que se vaya a elegir a la primera mujer al frente del Gobierno así como las ganas de una nueva política que ponga fin a un sexenio lleno de polémicas en el seno de Morena ha motivado la convocatoria de concentraciones en todo el mundo que tienen como objetivo protestar contra el populismo de Morena y apoyar la candidatura alternativa de los partidos tradicionales.
Así, entonando el himno nacional y con banderas de México, miles de personas han salido a las calles en todo el país y también fuera de sus fronteras. En Madrid, decenas de personas se han manifestado en la Puerta del Sol para pedir un cambio en las urnas.
«Queríamos hacer valer el peso que tiene la comunidad migrante, hay 12 millones de mexicanos alrededor del mundo«, asegura Rafael Pulido tras participar en esta manifestación. Es ingeniero, escritor, activista y migrante que lleva años en España.
«Es una forma de mostrar el rechazo a lo que ha sido el Gobierno de AMLO, que se ha encargado de polarizar a la sociedad mexicana», lamenta. También asegura que los motivos que le han llevado a movilizarse son «la inseguridad, el sistema de salud, la cancelación del nuevo aeropuerto o el proyecto del tren maya» entre otros.
Una ‘marea rosa’ en oposición a AMLO
Él forma parte de la ‘marea rosa‘, un movimiento que nace en 2022 después de que el presidente tratase de quitar atribuciones al Instituto Nacional Electoral Mexicano, la sociedad civil tomó entonces las calles en oposición a aquel intento partidista. Dicho movimiento se ha reavivado a las puertas de unos comicios en los que la candidata del partido de López Obrador, Claudia Sheinbaum, podría ser la ganadora.
Sheinbaum, que parte como favorita en la contienda electoral, defendió el historial de seguridad de su mentor, el presidente saliente Andrés Manuel López Obrador, mientras que Gálvez acusó al Gobierno de ser suaves con los poderosos cárteles de la droga de México.
«¿Cuál ha sido la estrategia de esta Administración? Entregarle el país al crimen organizado», dijo Gálvez, exsenadora y empresaria tecnológica. Pero Sheinbaum, ex-alcaldesa de la Ciudad de México y científica climática, mantuvo la estrategia conservadora que empleó en dos debates anteriores y no mordió el anzuelo ante los ataques de Gálvez.
Gálvez prometió mantener y fortalecer la Guardia Nacional que creó López Obrador, pero también dotar de más recursos a las fuerzas policiales estatales y locales. «Se acabaron los abrazos a los delincuentes», dijo en referencia al tan repetido lema de López Obrador: «Abrazos, no balazos».
También prometió dirigir personalmente las reuniones de la Comisión Nacional de Búsqueda, que tiene la misión de ayudar a localizar a los 100 000 mexicanos que constan como desaparecidos. Ambas candidatas dijeron que se apoyarían en gran medida en la Guardia Nacional y que continuarían ampliándola. En una posible diferencia, Gálvez precisó que quiere dotarla de liderazgo civil.
Sheinbaum, por su parte, prometió continuar los esfuerzos de López Obrador para abordar los males sociales que, según el mandatario, alimentan el reclutamiento de los cárteles. «La guerra contra las drogas continuó hasta que llegó el presidente Andrés Manuel López Obrador y cambió la política, de declarar la guerra a construir la paz», dijo Sheinbaum.
Sheinbaum no ve amenazada su ventaja en las encuestas
Sheinbaum no tuvo grandes tropiezos y parece poco probable que Gálvez consiga reducir la cómoda ventaja que la candidata del partido gobernante ha mantenido en las encuestas en los últimos meses.
Jorge Álvarez Máynez, del pequeño partido Movimiento Ciudadano, continuó centrando su atención en la juventud del país, repitiendo sus promesas de una semana laboral de cinco días y más plazas en las universidades públicas. Máynez ha ido por detrás de Sheinbaum y Gálvez, quienes compiten por convertirse en la primera mujer presidenta de México en las elecciones del 2 de junio.
México llega a la cita electoral en un momento de gran polarización. AMLO arremete regularmente contra los periodistas, la clase media, los empresarios y otros a los que llama «individualistas».
Decenas de miles de partidarios de la oposición protestaron contra el presidente en El Zócalo, la plaza principal de la capital.
El último ’round’ del debate en México, un torbellino de acusaciones
Aunque quizás no se vuelvan a reunir en circunstancias y escenarios similares, los tres protagonistas de la disputa por la nación y sus proyectos antagónicos lanzaron ayer su reto: se acusaron de todo en el último debate y cruzaron duras imputaciones sobre el acuciante tema de la seguridad, con énfasis en señalamientos de vínculos con el crimen organizado y corrupción en torno a las políticas aplicadas en sexenios recientes.
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Este último ejercicio de confrontación de propuestas fue, sin duda, el más áspero de los tres que se realizaron y a ratos se tornó un torbellino de descalificaciones estruendosas y temerarias con base en fuentes a las que se les confirió veracidad a priori.
«La revelación que les quiero hacer esta noche es muy grave: Mario Delgado está bajo investigación criminal por agencias de seguridad de Estados Unidos
«, lanzó la candidata opositora, Xochitl Gálvez. Una imputación que, indicó, es una secuela asociada al “huachicol fiscal” que permitió la importación ilegal de gasolina a México. Una apretada explicación que concluyó ratificando su epíteto de narcopartido a Morena.
En respuesta, la candidata de Sigamos Haciendo Historia expresó: “el Prian tiene más gobernadores prófugos que en funciones. Esos sí son hechos, lo demás es palabrería”.
Gálvez reviró de inmediato: «a los gobernadores del PRI se los llevan de embajadores
«.
Sheinbaum apeló a la historia y a la memoria, aprovechando que el debate se realizó en el Centro Cultural Universitario en las inmediaciones de la Plaza de las Tres Culturas, lo que motivó una referencia a la historia de represiones en los gobiernos del Prian.
Formalmente, en el debate se abordó el tema más sensible para el país: la inseguridad y la estrategia para frenar la oleada de muertes que se arrastra desde hace 18 años, cuando Felipe Calderón declaró la guerra al narcotráfico. “Fue –afirmó Sheinbaum– una de las decisiones más terribles que se hayan tomado” y enseguida se refirió a Genaro García Luna, preso hoy en Estados Unidos.
Sancionada por el Instituto Nacional Electoral por endilgar a su adversaria el calificativo de narcocandidata sin prueba alguna, Gálvez reincidió en su imputación.
Con la ligereza que muchas veces le distingue, sostuvo: “en el pasado debate llamé narcocandidata a Claudia Sheinbaum y eso generó mucha polémica. Esto no es un apodo ni un insulto».
«Eso lo dice el libro de Anabel Hernández
» y citó una reciente publicación de la autora: «y como (Sheinbaum) me va a decir que presente la denuncia, pues ya la presenté
«.
Sin embargo, la morenista no mordió el anzuelo: “nada más decir que las fuentes de ese libro son mejores las de La Reina del Sur, de Pérez Reverte. O mejor le recomiendo ciencia ficción. ¿Por qué no lee a Ray Bradbury, Fahrenheit 451 o Crónicas marcianas?”
Tercero en discordia, el candidato de Movimiento Ciudadano, Jorge Álvarez Máynez, repartió críticas por igual: «conmigo no tienen por qué preocuparse de cuál García es peor, si García Luna o García Harfuch» (secretario de Seguridad con Sheinbaum en la Ciudad de México)
.
Gálvez pretendió obtener resultados similares a los ejercicios anteriores, por los que se proclamó ganadora y lanzó su resto. Cada intervención la dedicó a acusar a Sheinbaum de mentirosa, oportunista y un largo etcétera, para llevar el debate al cruce de acusaciones, como en el segundo encuentro.
Expresó que el proyecto de Sheinbaum extorsiona a la gente con que la oposición quitará los programas sociales: «diles que están en la Constitución, es imposible quitarlos (…) mientras tú a los 10 años bailabas ballet, yo tenía que trabajar
«.
La aspirante de Sigamos Haciendo Historia saldó el tema de la política social con los logros del gobierno obradorista: becas, 200 nuevas universidades y opciones de desarrollo, entre otros. Su estrategia de apostar por las propuestas como respuesta sólo cedió en algunas ocasiones.
“Los mexicanos no nos merecemos un debate lleno de calumnias y lleno de mentiras. Eso refleja la ausencia de gobierno. No voy a caer en provocaciones. Al debate venimos a presentar propuestas, defender proyectos. Entiendo la desesperación del Prian; va en un lejano segundo lugar, pero no comparto sus métodos.”
Empecinada en mostrar yerros y omisiones oficialistas, Gálvez no modificó un ápice su estrategia de mantener un asedio constante a la candidata morenista, ignorando a Álvarez Máynez.
La acusó de haber tenido el peor desempeño para enfrentar la pandemia, de abandonar a las madres buscadoras, de gasear a las feministas y de no atender a las mujeres con cáncer.
«No, bueno, es que quien dice mentiras, en realidad se ve al espejo
«, reviró Sheinbaum, quien en varios momentos reivindicó los logros del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Poco más de hora y media, en la que Álvarez Máynez trató insistente e infructuosamente de terciar en la confrontación entre las aspirantes. Ésta fue escalando hasta llegar a apelar manipulaciones del guadalupanismo mexicano.
Gálvez retomó los encuentros de ambas con el papa Francisco para lanzar una nueva embestida contra Sheinbaum por el sacrilegio de usurpar las creencias religiosas.
«Hablando del Vaticano, tengo una pregunta para la candidata de las mentiras. Las dos tuvimos un encuentro con el Papa. ¿Le comentaste a Su Santidad cómo usaste a la Virgen de Guadalupe en una falda, a pesar de que no crees en ella ni en Dios? ¿Le platicaste que derrumbaste una iglesia cuando fuiste delegada de Tlapan? Tienes todo el derecho de no creer en Dios, es un tema personal. A lo que no tienes derecho es a usar la fe de los mexicanos con oportunismo político. Eso es hipocresía».
Molesta, Sheinbaum descalificó las críticas de su oponente: «Eso es una absoluta provocación que no voy a contestar. La va a aclarar mi equipo el día de mañana
«.
El papel del Poder Judicial en la República fue motivo de un nuevo cruce de acusaciones entre ambas candidatas, en el cual los dos últimos presidentes de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Arturo Zaldívar y Norma Piña, fueron defenestrados, señalados ambos de resquebrajar la inmaculada autonomía de las decisiones judiciales para fines inconfesables.
Era el colofón de este ejercicio democrático de confrontar proyectos del futuro de la República que, paradójicamente, concluyó con la inculpación mutua de que el autoritarismo es su adversario.
Gálvez se dirigió directamente a López Obrador, al que tildó de autoritario por nunca haberse reunido con la oposición en su sexenio. Es más, fue seis veces a Badiraguato, pero nosotros nunca recibimos su atención
.
Eran los estertores del debate, que Sheinbaum aprovechó para dimensionar el autoritarismo del pasado.
«Si vamos a hablar de autoritarismo, la represión del 68 al 71; de Atenco, Aguas Blancas, Nochixtlán, eso sí es autoritarismo
«, recalcó.
Fuente Euronews/La Jornada