El Real Madrid, liderado por Bellingham, consiguió su victoria más convincente en LaLiga. Mbappé marcó el tercer tanto
Los primeros minutos del Real Madrid en Girona fueron, de nuevo, para hacerse muchas preguntas. Y sin embargo, una vez terminado el partido, la sensación que dejó fue que el Madrid puede haber encontrado un sistema y un modo de salir adelante esta temporada. El fútbol cambia así de rápido y hay victorias que pueden ser más trascendentales de lo que parece. Hubo un momento del choque en Montilivi en el que los madridistas se echaron las manos a la cabeza con resignación e incredulidad. Fue cuando Mbappé robó con un balón claramente con la mano, pero el colegiado le dejó seguir la jugada. El francés se plantó solo y cruzó la pelota demasiado hasta mandarlo fuera. Fue un poco el colmo del colmo: una jugada en la que se jugó la segunda amarilla y encima la falló. Pero no mucho después, Modric le indicó hacia donde desmarcarse, le puso el balón y el trallazo de Kylian superó a Gazzaniga, el portero del Girona.
De no creer en la estrella francesa a pensar que pueden llegar más goles así, que no puede ser tan difícil. De dudar, en fin, del Real Madrid por su partido en San Mamés y de su comienzo en Girona, a volver a creer.
Si le dejan las lesiones, claro. Porque cada vez que un futbolista del equipo cae al suelo, Carlo Ancelotti se traga un paquete de chicles entero. Dos cayeron en el choque: el primero, Bellingham. Y cuando se fue al suelo, se produjo un shock en todo el madridismo. Porque no se podía tener más mala suerte. El centrocampista inglés había marcado su quinto gol consecutivo, había dado el pase del tanto de Güler y se había mostrado como el líder indiscutible que el día antes pedía Ancelotti. El entrenador italiano le situó de media punta, con Valverde y Modric detrás y con Güler y Brahim en cada lado. Así Jude corre menos metros, hace menos esfuerzos, llega al área a tiempo para rematar, como sucedió en el despeje de Miguel Gutiérrez que convirtió en gol y, además, hace que el equipo presion más arriba. Todos son ventajas con Bellingham ahí. Pero a ver qué lesión tiene.
Tampoco acabó el partido Mendy, titular en la banda izquierda, y que con el encuentro resuelto, se fue al suelo porque no podía más. No va sobrado de defensas Ancelotti como para no preocuparse por la baja de otro más.
En Girona, el entrenador sorprendió dejando a Asencio en el banquillo y situando a Tchouameni en su posición. No le gusta nada al francés jugar en una posición tan retrasada, pero quizá le ha llegado la hora de aprender que, en la mayoría de las ocasiones, no somos nosotros los que decidimos en posición jugamos en la vida. Tchouameni es mejor defensa que centrocampista y eso es algo que va a tener que aprender de sí mismo y lo mejor que lo haga cuanto antes.
En el centro del campo, Ancelotti puso en una línea a Modric y Valverde y le funcionó porque el croata, con el paso de los minutos, se pasó uno de sus partidos, esos que se van a echar de menos cuando no esté. Afinó a todo el equipo y le llevó a dominar un partido que había empezado con muy mala cara.
Fuente LA RAZÓN