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Por Néstor R Ramirez
El recurso de extrema urgencia interpuesto en el Tribunal Superior Administrativo(TSA) para buscar un fallo favorable a la candidatura de José Beato, ya es asunto académico. Aunque la sentencia fuera favorable, no cambia nada en la práctica.
Ese recurso no toca ni destruye a la Comisión Nacional Electoral(CNE), porque los jueces del TSA no tienen esa atribución. Ese es un tema interno del Colegio Dominicano de Periodistas (CDP)
Los magistrados, antes de fallar,analizan razones de hecho y de derecho en aplicación de la ley 10-91,la misma que creó al CDP.
La resolución número cinco de la CNE, que ratifica la exclusión de la candidatura de la facción del MMV que dirige Aurelio Henríquez, se ajusta al reglamento interno del CDP y está respaldada por lo dicho por el Tribunal Constitucional: “El ejercicio del derecho de elegir y ser elegido en los gremios profesionales tiene fundamento en disposiciones reglamentarias estatutarias”. Es decir los estatutos mandan.
Si. algunos críticos del accionar de los defensores de la 10-91,sabemos leer.
Lo he dicho: llevar la pelea a los tribunales o a los medios no es más que exhibicionismo. La solución siempre ha estado dentro del CDP: una Asamblea General Extraordinaria.
Pero aquí se prefiere el ruido mediático, ante la cordura.
El problema de fondo es que no todo lo legal es legítimo. Quien hace la ley, hace también la trampa. Y la ley 10-91 nació precisamente con ese pecado original : amarrar a los periodistas y complacer a los dueños de medios.(Empresarios)
Buscar soluciones bajo esa ley deficitaria es agrandar la crisis, no resolverla. Quienes esgrimen posturas oportunistas fingen interés en el gremio,pero lo que hacen es exhibir su hipocresía.
Se comportan como niños en las gradas, gritando ante la derrota de su equipo, cuando el verdadero problema no está en los jugadores, sino en los dirigentes.
Si la facción del MMV y sus aliados se dicen “mayoritarios” lo lógico habría sido convocar una Asamblea Extraordinaria,(virtual) dada la urgencia, disolver la CNE y crear otra, incluso posponer las elecciones hasta resolver el caso de Beato. ¿Por qué no lo hicieron? Esa respuesta no la tienen.
Lo cierto es que los intereses personales y de grupos pesan más que el destino del gremio. Esa ambición está arrastrando al CDP a la irrelevancia y a la desaparición.
Mantener esa postura egoísta es un desprecio abierto a la institucionalidad y a los periodistas de buena voluntad.
El tiempo de candidaturas ya se cerró. Las planchas están en la CNE. Lo que queda es, si acaso, pedir una prórroga para sustituir nombres en la plancha número tres, que sigue bajo cuestionamiento.
El CDP se juega su futuro, pero sus dirigentes prefieren jugar a la politiquería.







