
Héctor Miolan
La sociedad burguesa ya no aguanta más remiendos culturales. Se le desbordan sus espectáculos.
Su moral y cívica se disolvió como una cerveza caliente.
La sociedad del espectáculo de Guy Debord debe ser leída de nuevo.
Se ha hablado de valores, como si esto fuera una categoría ética abstracta,aparte de ser parte de una estética. Lo cierto es que hay valores y valores.
Entendemos que sí, ese espectáculo es un valor negativo, alienante y derruido.
El valor revolucionario y progresista o democrático trasciende a la perversidad, cuando intentabamos poner en el alto ese valor en los clubes fuimos reprimidos, y hasta hubo asesinatos en nuestro país.
Una obra de teatro que eduque de manera anti nociva,jamás será un espectáculo. No hay ya una línea delgada entre lo bueno y los malos valores. Desgraciadamente domina el fetichismo de la mercancía cultural alienante.
Por último, vuelve Nueva York a ser convertido en la Meca de la intrascendecia cultural del mundo.
Tokischa la fuente del populismo cultural de nuestros barrios pobres y Madonna el populismo de las divas de la riqueza.
Entrelazadas estás dos formas socio- económica de una cultura nociva, solo llevará a la juventud al hoyo existencial y político.