
El Gobierno ruso comenzó a implementar un nuevo plan para fortalecer las tropas posicionadas en Ucrania. Esto sucede en el contexto de los preparativos para una supuesta escalada de las acciones en el verano.
Un anuncio, publicado por una administración municipal de la región de Yaroslavl, promete el equivalente a unos 3.800 dólares estadounidenses (USD) por tan solo inscribirse en el ejército. En caso de ser enviado a Ucrania se le abonaría un salario mensual promedio de unos 2.500 USD, y por participar en acciones de combate se ganaría unos 100 USD por operación reportada. Además, por cada kilómetro de avance en los equipos de asalto, al menos 650 USD, según reporta AP.
Este texto hace parte de la nueva estrategia para atraer a más voluntarios para su llamada «operación militar especial» en Ucrania. Otros anuncios similares aparecen en sitios gubernamentales, calles y otras entidades que responden a Moscú.
El mensaje está acompañado de una exención de pago de deuda de impuestos y una importante compensación para la familia en caso de caer en combate o ser herido, lo busca ser un incentivo para aquellos indecisos, desempleados o necesitados económicamente, que aún no se han sumado a las filas de las tropas en guerra.
¿Por qué inducir al voluntariado ahora?
La campaña surge en momentos en los que el procedimiento militar en el país vecino se prolonga, el descontento crece a medida que no se ven resultados y se evidencian más sanciones de la comunidad internacional.
El Kremlin no necesita otro escándalo como el generado por una movilización parcial de 300.000 reservistas en septiembre de 2022, que generó manifestaciones en toda Rusia contra la movilización de reservistas. En ese momento, incluso Margarita Simonián, editora en jefe del canal estatal ruso de noticias RT, denunció que se estaban reclutando soldados rasos de 35 años pese a que la convocatoria era para mayores de 40.
También una nueva convocatoria oficial de este tipo podría leerse como un mensaje de debilidad en el campo de batalla y fortalecer el discurso ucraniano sobre el número considerable bajas que sufren los rusos.
En este sentido, la mejor opción es inducir al “voluntariado” pese a lo peligroso que puede ser estar en un campo de batalla con combates a diario, más cuando el conflicto se alarga y algunos que retornan ofrecen un “feedback” poco alentador.
Otro inciso de la estrategia son las citaciones a los hombres aptos de todo el país. Tienen dos posibilidades: entrenamiento militar o actualización del registro. El portavoz del Kremlin en persona restó importancia a este movimiento. A decir de Dmitry Peskov, es una práctica «constante» y «continua».
Sin embargo, algo no encaja con la tranquilidad que quiere dar a entender Peskov. Una señal de necesidad se dio en la ciudad de Novosibirsk. Sergei Chernyshov, fundador de una escuela privada allí, afirmó en sus redes sociales que varios funcionarios pidieron a instituciones educativas como universidades, escuelas vocacionales y colegios que incluyeran en sus sitios web los llamados a incorporarse a las filas militares. Chernyshov arguyó que no planea hacer eco de las convocatorias.
Los contactos personales también entran en la estrategia. En algunos casos se acercan con amabilidad por medio de una llamada telefónica, según ciudadanos consultados. En otros, presionan a los escogidos para que se enlisten, a decir de Grigory Sverdlin, fundador de un grupo que ayuda a los elegibles a evitar la movilización.
Esta organización, conocida como Go by the Forest, reporta unas 100 comunicaciones diarias de quienes intentan esquivar el llamado de las autoridades. Sverdlin destaca que, en algunos casos, los hombres se ven obligados a firmar un documento que les impide salir de la región.
Sin marcha atrás
Alexei Tabalov, un abogado que dirige un grupo de ayuda legal, cree que no hay nada fuera de lo normal con estos nuevos movimientos del ejército. Incluso es regular que por esta época se vaya computando a quienes se deben movilizar en la primavera para el servicio militar obligatorio.
Tabalov destaca que el grupo que dirige también recibe mensajes de soldados que trabajan en el cese de sus contratos con las fuerzas armadas, cosa que no es posible hasta que se decrete el fin de la guerra. “Salir de la guerra significa automáticamente un enjuiciamiento penal”, dijo, al tiempo que subrayó la gran cantidad de casos penales que se han llevado a cabo contra quienes en su desespero se ausentan sin permiso o desertan.
En esta misma línea, el medio local Mediazona aseguró que, de 536 casos con cargos formulados por los tribunales castrenses, 247 fueron sancionados. Un tercio de estos recibieron sentencias suspendidas, una medida que habilita a las autoridades para enviarlos nuevamente al frente.
El reclutamiento militar tiene una rango de edad definido desde los 18 hasta los 27 años. Buena parte de quienes reciben el llamado se desligan de lo militar por razones de salud o una prórroga por estudios. Estos casos sucede en las grandes ciudades del país como Moscú, la capital.
Fuente: France 24






