
Los bombardeos de los últimos días en torno a la central nuclear ucraniana de Zaporiyia, situada en las afueras de la ciudad controlada por los rusos de Enerhodar, han alertado a las autoridades regulatorias atómicas y a las Naciones Unidas. Su secretario general, António Guterres, pidió el lunes que se permita el acceso de inspectores internacionales a la mayor planta atómica del Europa, mientras Ucrania y Rusia, que combaten intensamente en esta región del sur del país, se acusan mutuamente de los ataques.
Sin señalar a ningún responsable, Guterres advirtió que «cualquier ataque a una planta nuclear es una misión suicida», desde una conferencia de prensa en Japón, donde asistió el sábado a la Ceremonia Conmemorativa de la Paz de Hiroshima, en el 77º aniversario del primer bombardeo atómico de la historia.
Fuente La Vanguardia