
Francisco Rosero, endocrino
Las noches pueden volverse más largas, los cambios de humor más intensos y la energía, por momentos, parece esfumarse. De repente, el cuerpo no responde igual, la ropa ajusta distinto y la sensación de hinchazón es cada vez más frecuente. Todo esto no es casualidad. Es el reflejo de la menopausia, una etapa en la que las hormonas empiezan a comportarse de otra manera, afectando no solo el estado de ánimo, sino también la forma en que se almacena la grasa.
El endocrino Francisco Rosero ha señalado que hay tres alimentos que afectan especialmente a la insulina y que conviene eliminar durante la menopausia para evitar el aumento de peso.
Modificaciones en la dieta
El objetivo es mantener la insulina estable
Según explica, el primero de ellos es el azúcar, en cualquiera de sus presentaciones, desde el azúcar blanco hasta la miel o la panela. “Sabemos que el azúcar es solo un condimento y es el principal disparador de la insulina”, advierte, resaltando la importancia de eliminarlo de la alimentación diaria.
El segundo es el pan, sin importar su tipo o composición. Aunque algunas variantes incluyen semillas o fibra, sigue siendo un carbohidrato simple que eleva los niveles de insulina en el organismo. Rosero insiste en que, a pesar de las versiones más saludables que pueden encontrarse en el mercado, “finalmente, el pan es un carbohidrato simple, así le agreguen semillas o fibra o lo que sea, sigue siendo puro carbohidrato, con un adicional, y es que la mayoría de panes tienen cositas que sabemos que no son tan buenas”.
El tercer alimento puede resultar sorprendente: la leche. Aunque suele asociarse con el calcio y el fortalecimiento óseo, su impacto en la insulina la convierte en una opción poco recomendable en esta etapa. En este sentido, recalca que hay otras fuentes de calcio con menos efectos negativos sobre el metabolismo.
Fuente LA VANGUARDIA