
Cuando la actualidad impone hablar de una grosería, los medios deben debatir cómo hacerlo. Y así ocurrió con el caso Bobbit, el escándalo Lewinsky y, ahora, con Donald Trump
Las siete palabras prohibidas en TV
El cómico George Carlin se enfrentó varias veces con la censura, pero la vez que lo hizo con más vehemencia fue por las siete «dirty words», las palabras sucias que no se podían decir en televisión.
George Carlin fue una de las voces más importantes de la comedia de contracultura. Tras unos primeros años de carrera dejámnndose llevar por la corriente del sistema, un día decidió romper con todo formalmente y en cuanto al contenido.
Se dejó melena y barba larga y cambió los trajes y las corbatas por pantalones ceñidos y camisetas tintadas. Su comedia también mudó de chistes convencionales a otros que atacaban contra todo, la guerra de Vietnam, el poder, la lucha de clases o la censura. En 1972 en su disco Class Clown, incluyó un monólogo en el que analizaba cada una de las siete palabras que no se podían decir en público sin riesgo a que te acusaran por blasfemia. Carlin admitía que algunas podían ser fuertes, pero defendía que no dejan de ser palabras. Tras una actuación, acabó en el cuartelillo.
Pese a la polémica, Carlin siguió desarrollando esa rutina en nuevos discos y shows y el caso acabó en el Supremo que acabó estableciendo el vocabulario tolerable para cualquier emisión de la televisión comercial estadounidense.