Austria se enfrenta a su mayor escándalo de espionaje en décadas. Un asunto que ha provocado un terremoto informativo en el país y que deja al descubierto supuestas operaciones de los servicios secretos de Rusia en toda Europa. La detención de un antiguo oficial de inteligencia ha sacado a la luz pruebas de una amplia infiltración rusa, una laxa supervisión oficial y un comportamiento digno de una novela de espionaje.
Egisto Ott fue detenido el pasado 29 de marzo. La orden de detención, dictada contra Ott, es un documento de 86 páginas en el que se le acusa, entre otras cosas, de haber entregado a la inteligencia rusa datos de teléfonos móviles de antiguos altos cargos austríacos, de haber ayudado a planear un robo en el apartamento de un destacado periodista y de haber redactado ‘sugerencias de mejora’ tras un asesinato ordenado por Rusia en Alemania.
Sospechoso de proporcionar información a un fugitivo de la Justicia alemana
Así, el antiguo oficial de inteligencia es sospechoso de haber proporcionado información sensible a Jan Marsalek, un compatriota austríaco fugitivo buscado por sospechas de fraude, desde la quiebra en 2020 de la empresa alemana de pagos Wirecard, de la que era director de operaciones. La orden de tención señala que los mensajes proporcionados por las autoridades británicas vinculan a Marsalek, directamente, con la agencia de inteligencia rusa FSB.
Medios de comunicación de Alemania y de Austria han informado que se cree que el fugitivo ha tenido conexiones con la inteligencia rusa, al menos desde 2014.
Las autoridades policiales sospechan que ahora se encuentra en Rusia. Thomas Riegler, historiador y experto en espionaje, afiliado al Centro Austríaco de Estudios de Inteligencia, Propaganda y Seguridad, asegura que el caso tiene «el potencial para ser una de las mayores historias de espionaje en la historia reciente de Austria». Riegler destaca que «el asunto es especial, dada su dimensión internacional y el hecho de que no se trata solamente de espionaje, sino también de la infiltración en el sistema político austríaco y el debilitamiento de la seguridad interna del país».
Un país con una extensa reputación como centro de espionaje
Austria, país que estuvo situado junto al denominado ‘Telón de Acero’ durante la Guerra Fría y mantuvo durante mucho tiempo buenas conexiones con Moscú, es miembro de la Unión Europea con una política de neutralidad militar y una larga reputación como centro de espionaje.
Egisto Ott, ex policía, fue oficial de inteligencia en Turquía e Italia de 2001 a 2012, antes de pasar a dirigir el servicio de agentes encubiertos en la ahora desaparecida agencia de inteligencia nacional de Austria, la BVT. Fue suspendido de sus funciones en la BVT en 2017 cuando surgieron, por primera vez, acusaciones de que podría estar espiando para Rusia.
Sin embargo, en 2018, fue designado para trabajar en la Academia de Policía de Austria. Finalmente, en 2021, fue suspendido a la espera de nuevas investigaciones sobre sus presuntos vínculos con Rusia, y puesto bajo custodia policial. Las autoridades concluyeron que las pruebas eran demasiado escasas y quedó en libertad unas cuatro semanas después de su detención.
Fuente Euronews