
Por Rafael Santos
Desde la Carnicería de Bartolo, en la calle Colón, Salcedo, en donde y durante los años 70s, 80s y bordeando los 90s, estaba la muy famosa fritura de doña Petra Burgos, mujer de bonitos recuerdos en nuestra memoria colectiva, pues al pasar para el liceo aquellos que estudiaban en horario nocturno y a un precio que no pasaban los 25 centavos, tenían la oportunidad de saborear un rico moro de guandules con carne salada.
Hoy día, quienes vamos al lugar (Carnicería Bartolo), saboreamos uno de sus ricos chicharrones bañados en agrio natural, con una pequeña porción de plátano frito y como siempre, escuchamos sus «truculentas» historias.
Es bueno precisar, que aquí también funcionó durante muy breve tiempo la cervecera de El Gallardo, luego Carnicería Pica-Cheo y hoy está el emblemático Bartolo.
En el citado lugar nos reunimos cada domingo aquellos que por la fuerza o la razón venimos a comprar la carne de cerdo de la semana, las costillitas, las pancetas o la chuletas tanto de la semana como la del día a día.
Con el paso del tiempo el lugar se ha convertido en una especie de tertulia momentánea obligada, sobre todo entre aquellos que como quien escribe, ya nos consideramos como bien dice la canción de Tommy Olivencia, «Un lobo domesticado» o simplemente un general retirado o próximo a su retiro con el uso de las chacabanas, pero aclaramos, no de aquellas.
Feliz domingo.