Por el doctor Orlando Gutiérrez- Boronat
Existen claras evidencias de que China ha utilizado la pandemia como instrumento político, geopolítico y diplomático para acrecentar su intento de dominio mundial, incurriendo en un penoso chantaje suficientemente documentado.
En América Latina parecía prevaler la impresión de que la supuesta bondad de China, con donaciones de mascarillas, la disponibilidad de sus vacunas y la rápida recuperación de su economía en 2020 cambiarían el equilibrio de poder frente Estados Unidos. Pero a la postre no ha sido así.
Hasta mayo de 2021, China había exportado más de 250 millones de dosis, lo que representa el 42% de su producción total, de las cuales cerca de 165 millones fueron a América Latina.
El gobierno chino ha sido muy hábil en la comercialización de sus vacunas y en la exposición mediática de sus entregas para mostrarse altruista y solidario. Sin embargo, es evidente que todo hace parte de un plan bien orquestado para sacarle rédito a la pandemia.
Pero en el segundo semestre de 2021 todo comenzó a cambiar de manera significativa cuando Estados Unidos y Europa contaron con más vacunas disponibles para el resto del mundo.
Moviendo sus fichas
El juego de China ha sido sucio de alguna manera, y en este punto es donde entra un actor importante: Taiwán.
Las autoridades taiwanesas se enteraron del brote del virus en Wuhan a fines de 2019 y lo informaron de inmediato a la Organización Mundial de la Salud (OMS), pero la notificación fue ignorada.
Todo porque China ejerce una fuerte influencia en Naciones Unidas y evita, a toda costa, que Taiwán no sea reconocida como miembro de organizaciones multilaterales y tampoco por muchos gobiernos. Es así como mantiene bloqueado su ingreso a la OMS.
Sin embargo, Taiwán ha sido uno de los pocos países del mundo que ha tenido éxito en sus políticas para combatir el COVID.
Los chinos ofrecieron sus vacunas a cambio de que los beneficiarios cortaran sus lazos con Taiwán. Esa conducta es un simple y claro chantaje político que muestra la verdadera cara de los chinos comunistas, con fármacos de menor calidad y confiabilidad que los producidos en Estados Unidos.
Una prueba de las malas prácticas de China frente a su vecino Taiwán sucedió en Paraguay, luego de que el exministro de Salud de ese país abogara por el ingreso de Taiwán a la OMS.
Pekín ofreció ayuda a Paraguay para enfrentar el COVID si dejaba a un lado las relaciones diplomáticas con Taiwán y las restablecía con China. El propio exministro Mazzoleni lo revela en su libro “Irrupción, Bitácora de un viaje en aguas turbulentas”.
Aunque a China le gusta presentarse como un gran benefactor, cabe señalar que la mayoría de las dosis de vacunas enviadas a América Latina se vendieron y no fueron regaladas.
Estados Unidos ha superado claramente a China en las donaciones de vacunas. Según cifras oficiales, para fines de 2021 Estados Unidos había enviado gratuitamente 53 millones de dosis a América Latina. China, sólo cinco millones.
Algunos estudios sugieren que China tuvo poco éxito en convertir la diplomacia de las máscaras y la entrega de suministros médicos y vacunas en una ganancia de simpatía en América Latina.
Credibilidad de Taiwán
La confianza en el gobierno chino cayó del 47% al 38% en los países latinoamericanos. Con excepción de Haití y Perú, hay mayor confianza en Estados Unidos que en China.
Esta situación ha llevado a que Pekín no haya tenido éxito a pesar de que fue en un laboratorio de ese país donde se creó el virus y el régimen de Xi Jinping comenzó a moverse desde la hora cero como supuesto benefactor de los países que se iban a infectar por el virus. Un buen negocio a todas luces.
Entretanto, ningún país se ha alejado de Taiwán a cambio de máscaras y vacunas chinas. En el caso de Paraguay, el único país sudamericano que aún mantiene relaciones oficiales con Taiwán, China finalmente no lo ha logrado; tampoco en el caso de Honduras.
El “Modelo de Taiwán” ha sido reconocido internacionalmente como un buen ejemplo de cómo los gobiernos democráticos pueden controlar eficazmente la propagación de una epidemia.
Además, Taiwán estableció un sistema de producción de máscaras en una etapa temprana y apoyó activamente a los países amigos, con donaciones de suministros médicos, elevando efectivamente su reputación en la comunidad internacional bajo su campaña «Taiwán puede ayudar».
- El Dr. Orlando Gutiérrez Boronat es especialista en análisis de las relaciones internacionales, autor y articulista publicado en múltiples medios hemisféricos.