
Los conceptos emitidos en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor
Por Marisela Gutiérrez
No escribo para agradar, escribo para que despierten
Es realmente indignante observar cómo en medio de las múltiples situaciones que atraviesa el país, algunos funcionarios públicos utilizan las redes sociales como escenario para exhibirse en fiestas, karaokes, cenas lujosas o brindando con copas de vino, como si fueran celebridades y no servidores del pueblo.
Mientras el presidente Luis Abinader enfrenta presiones, escándalos de corrupción y un pueblo cada vez más decepcionado, estos funcionarios, que deberían estar trabajando para fortalecer su gestión y dar respuestas concretas, actúan como bufones digitales. Usan el entretenimiento como distracción, como si el país estuviera en condiciones de celebrar o hacer bromas.
Esa desconexión con la realidad es peligrosa y ofensiva. Porque mientras el pueblo enfrenta esas situaciones que les afecta de manera directa sus representantes se dedican a proyectar una imagen vacía, como si estuvieran en una fiesta eterna.
Reír para no llorar, sí. Pero esa risa forzada que algunos promueven solo evidencia la falta de empatía y responsabilidad. El pueblo no necesita ver a sus funcionarios bailando: necesita verlos trabajando.







