Los conceptos escritos en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor
Durante 2,000 años, los judíos han rechazado el cristianismo. Está bien conocer el porqué de este rechazo de Israel o Judea para no creer que Jesús es el Mesías
El mundo cristiano anda celebrando, con fiestas hasta donde se pueda. Recordando que Jesús sólo dejó testimonios de que traía la paz, el amor. Mientras Israel, ayer, hoy, y por siempre es germen de guerras, muertes y división, en nombre de una teología propia y divisionista que motiva violencia y los peores intereses religiosos.
El recuerdo del nacimiento de Jesús, y después, usted podrá creer en lo que le dé la real gana, y en cuantas teorías puedan ser inventadas.
Lo cierto, muy cierto, es que existe una “línea del tiempo, antes del nacimiento de Jesucristo (desde la creación del mundo), pase por la Edad de Piedra, la Edad de Bronce, la Edad de Hierro, Grecia Antigua y Roma; pase por la Edad Media, el Renacimiento, la Revolución Industrial, las Guerras Mundiales, y la Actualidad, después del nacimiento de Jesucristo”. Línea que ha influido en la cultura, la religión, la política y la sociedad de todo el mundo. El reconocimiento de la dimensión de Jesús está vivo.
En la versión bíblica de la edición Reina-Valera de 1960, se lee con facilidad y credibilidad, en Juan 10:22, porqué los judíos rechazan a Jesús.
Era época de invierno y Jesús andaba por el pórtico de Salomón del templo. Ese mismo templo destruido y a la espera de nueva edificación, en Jerusalén. Hasta él, ante Jesús, se arremolinó un grupo de judíos que le gritaron: “Hasta cuándo nos turbarás el alma? Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente”.
Jesús, sin inmutarse les dijo: “Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ellas dan testimonio de mí; pero vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas, como os he dicho. Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre. Yo y el Padre uno somos”.
Entonces los judíos volvieron a tomar piedras para apedrearle.
Jesús les respondió: “Muchas buenas obras os he mostrado de mi Padre; ¿por cuál de ellas me apedreáis?”
Le respondieron los judíos, diciendo: “Por buena obra no te apedreamos, sino por la blasfemia; porque tú, siendo hombre, te haces Dios”.
Jesús les respondió: “¿No está escrito en vuestra ley: ¿Yo dije, dioses sois? Si llamó dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios (y la Escritura no puede ser quebrantada), ¿al que el Padre santificó y envió al mundo, vosotros decís: Tú blasfemas, porque dije: ¿Hijo de Dios soy? Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis. Más si las hago, aunque no me creáis a mí, creed a las obras, para que conozcáis y creáis que el Padre está en mí, y yo en el Padre”.
Procuraron otra vez prenderle, pero él se escapó de sus manos. Y se fue de nuevo al otro lado del Jordán, al lugar donde primero había estado bautizando Juan; y se quedó allí. Y muchos venían a él, y decían: Juan, a la verdad, ninguna señal hizo; pero todo lo que Juan dijo de este, era verdad. Y muchos creyeron en él allí.
Pero no creen en esas enseñanzas bíblicas. Según pregonan “Jesús no cumplió las profecías mesiánicas.
Resaltan que “el cristianismo contradice la teología judía”. Y afirman que “Jesús no cumplió con los requisitos de Mesías”, y rebuscan una definición de “Mesías”, ya que “los versículos bíblicos referentes a Jesús son traducciones incorrectas”.
Concluyendo, tras repasar lo que dicen numerosos profetas a los que citan, que su creencia, la judía, “se basa en una revelación nacional”, contradiciendo el cristianismo y contraponiéndolo con lo que denominan “la teología judía”.
Como se vio, antes, los cristianos creen que Dios vino a la tierra tomando la forma de un hombre, como Jesús dijo: «Yo y el Padre somos uno».
Los judíos entienden que, para la oración, o el rezo, cuando el Cristianismo enseña que se justifica el intermediario, para confesar los pecados, por ejemplo. El judaísmo ve en la confesión y en la oración, una cuestión privada entre Dios y el hombre.
Lo que substituye a la Biblia entre judíos, es lo que denominan “la Torá”, y cualquiera que venga a cambiar la Torá es identificado de inmediato como un falso profeta. Los judíos quieren convencer al mundo, contradiciendo el Cristianismo, en que a lo largo del «Nuevo Testamento» cristiano, Jesús contradice la Torá y declara que sus mandamientos ya no son aplicables.
Los judíos enseñan que el Mesías puede venir en cualquier momento, y todo depende de nuestras acciones. Dios estará listo cuando nosotros lo estemos. Como dijo el rey David: «La redención llegará hoy, si escuchas Su voz».
En el judaísmo, se suele considerar y enseñar que Jesús fue el más influyente y, el más dañino de todos los falsos profetas; y que el mesías aún no ha llegado, puesto que la era mesiánica aún no está presente, por lo que se impone el rechazo total de Jesús como mesías o deidad.
La creencia de que Jesús es Dios, el Hijo de Dios, o una persona de la Trinidad, es incompatible con la teología judía. Los judíos creen que Jesucristo no cumplió las profecías mesiánicas que establecen los criterios para la venida del mesías. El judaísmo rechaza a Jesús como Dios, ser divino, intermediario entre los humanos y Dios, mesías o santo. La creencia en la Trinidad también se considera incompatible con el judaísmo, al igual que otros principios del cristianismo.
Todo esto tiene sentido en estos días de finales de año, cuando la humanidad se une en celebración festiva derivada de la conmemoración religiosa.
A comienzos del siglo VI DC, Dionysius Exiguus -Dionisio el Pequeño-, un monje y astrónomo de Scythia (actual Suroeste de Rusia), recopiló una tabla de fechas para la Pascua en términos del calendario Dioclesiano. Dionisio decidió reanudar el sistema de cuenta de los años para honrar el nacimiento de Cristo, por ser el Señor y el centro de la historia.
El nombrar los años según la Era Cristiana entró en uso común en los círculos eclesiásticos durante la edad media, pero no fue adoptado para uso civil hasta más tarde.
Cristo probablemente nació en el 6AC, y con seguridad antes del 4AC ya que en esa fecha murió el rey Herodes quien estaba vivo cuando visitaron los Reyes magos.
Lo importante no es la fecha exacta del nacimiento de Jesús sino el hecho de que el Verbo verdaderamente se hizo hombre y habitó entre nosotros, naciendo de María Santísima en el tiempo y en la historia. La Navidad (artículo de la Enciclopedia Católica).
El cristianismo es la mayor religión del mundo, con 2,800 millones de fieles. Se considera una de las tres religiones abrahámicas o monoteístas de la tradición occidental, junto con el judaísmo y el islam.