Donald Trump regresa a la Casa Blanca con la intención de cambiar la política exterior de Estados Unidos y poner fin a la guerra en Ucrania
El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, volverá al Despacho Oval y se enfrentará a un segundo mandato complejo después de haberse impuesto a la candidata demócrata, Kamala Harris, en las elecciones presidenciales norteamericanas de este mismo miércoles. Estados Unidos tendrá que lidiar con problemas significativos. Entre ellos, las tres principales complicaciones que experimenta el país son la inmigración, la inflación y la política exterior.
Según Trump, el principal problema que afronta el país es la inmigración. Sin embargo, durante la campaña electoral y sus últimas declaraciones, el presidente ha subrayado la importancia de atajar la inflación y rebajar la tensión geopolítica, especialmente en Ucrania, donde quiere poner fin a la guerra.
La guerra de Ucrania debe terminar
En política exterior, el partido republicano no quiere más guerras. Estados Unidos quiere regresar a la política de paz de Trump de su primer mandato (2017-2021) tras el mandato de Biden, en el que las relaciones con Rusia, China y Oriente Medio no han sido las mejores. Por su parte, Trump desempeñó un papel clave en la mediación y firma de varios acuerdos de paz durante su mandato, principalmente en Oriente Medio con los Acuerdos de Abraham (2020), en el que Israel, Emiratos Árabes Unidos y Bahréin firmaron acuerdos de normalización de relaciones.
Cabe recordar que durante el mandato de Biden supeditado a la administración Obama, Estados Unidos retiró sus tropas de Afganistán en 2021 dejando a la población a merced de los talibanes. Además, Rusia invadió Ucrania en 2022, crisis que la administración demócrata no supo abortar. Estos fallos en política exterior del anterior gobierno han ayudado al magnate norteamericano a volver a la Casa Blanca.
Con Trump al frente del país, se espera un giro en estas políticas exteriores, pero el presidente aún no ha ofrecido detalles sustanciales sobre su plan para establecer un alto el fuego entre Ucrania y Rusia. Eso sí, la primera medida que tomará Estados Unidos será cerrar el «grifo» de ayudas económicas y militares a Ucrania. «Le ha dado más de 100 mil millones a Ucrania, es un dineral» le espetó Trump al que fuera su contrincante electoral antes de ser sustituido por Harris. Unas delcaraciones que ejemplificaban el desgaste de Ucrania en la guerra, pues el país dirigido por Zelensky está pagando muy caro luchar por su libertad con miles de bajas militares y ciudades completamente devastadas.
Trump y Putin han mostrado durante mucho tiempo sintonía personal. En cambio, la última vez que Zelensky y Trump se encontraron fue en 2019, cuando el republicano aún era presidente. En ese momento, Trump tenía una relación distante con Kiev, ya que presionó a Zelensky para que hiciera declaraciones a su favor sobre el caso Hunter Biden, a cambio de liberar una ayuda militar de 400 millones de dólares.
Por el contrario, Putin ha afirmado que toma «muy en serio» la voluntad de Trump de detener la guerra en Ucrania. Sin embargo, Moscú ha dicho que Rusia sólo pondría fin a la guerra si Ucrania accedía a abandonar sus ambiciones en la OTAN y a entregar la totalidad de cuatro provincias reclamadas por Moscú (Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia). Todas ellas, en el sur y el este de Ucrania. Kiev rechazó estas exigencias por considerarlas como una rendición.
En este marco, las tensiones entre Rusia y Ucrania continúan. El presidente ucraniano y gran parte de la población ucraniana están comprometidos en defender su soberanía y territorio, mientras que el Kremlim ha demostrado una postura ambiciosa y sin ceder.
Trump quiere un «trato justo para todos». Para ello, será necesaria la colaboración de la Unión Europea y la OTAN, que juegan un papel importante en la mediación del conflicto. Las sanciones a Rusia y el apoyo de aliados a Ucrania podrían complicar el armisticio.