
El Ministerio de Asuntos Exteriores de Libia condenó el martes el asalto a su embajada en Jartum, la capital sudanesa, cuyos edificios fueron saqueados.
Trípoli “denunció el asalto y el saqueo” del edificio de la embajada libia en Jartum, cuyo personal había sido evacuado debido a la violencia, según un comunicado del ministerio.
Expresando su “profundo pesar y disgusto” por tales actos, el ministerio libio “llama a las partes en conflicto en Sudán a rechazar la violencia (….) y a proteger las representaciones diplomáticas”, en el espíritu de la Convención de Viena que rige las relaciones diplomáticas entre los Estados, que “estipula la obligación de proteger las embajadas y misiones diplomáticas”.
En su declaración, Libia subrayó su “apego” a la estabilidad de Sudán y de su pueblo, pero reiteró su condena a los ataques contra las sedes de las misiones diplomáticas en la capital sudanesa.
El pasado jueves, el ministerio libio deploró un ataque contra las oficinas del agregado militar libio en Jartum, pidiendo que los responsables de este “acto criminal” fueran “identificados y procesados”.
Varios países, entre ellos Arabia Saudí y Qatar, han deplorado los ataques y saqueos de sus embajadas en Jartum.
El último grupo de ciudadanos libios fue evacuado de Sudán el 13 de mayo, según la embajada libia en Jartum.
Un primer grupo de 105 personas había sido evacuado a Yeda el 24 de abril por la marina saudí desde Port Sudan, antes de ser repatriado a Libia por una compañía aérea nacional.
En Sudán, el martes continuaron los combates entre el ejército del general Abdel Fattah al-Burhane y las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) del general Mohamed Hamdane Daglo, a pesar de la prórroga de una tregua destinada a permitir la entrega de ayuda humanitaria vital a un país al borde de la hambruna.
La guerra, que comenzó el 15 de abril, se ha cobrado ya más de 1.800 vidas, según la ONG ACLED, y casi un millón y medio de desplazados y refugiados, según la ONU.
Fuente Africa News