
Los conceptos emitidos en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor
Por: Becker Márquez Bautista
Amigo lector. El delito de prevaricación del Ministerio Público representa una grave traición a la justicia y al sistema de derecho. Esto se refiere a la situación en la que un fiscal, consciente de la injusticia de sus actos, dicta resoluciones o realiza actuaciones contrarias a la ley, abusando de su posición y autoridad. Esta conducta tiene graves consecuencias jurídicas tanto para el individuo afectado como para la integridad del sistema judicial, lamentablemente, es una práctica que corroe los cimientos de la justicia.
Existen unos elementos clave para detectar la prevaricación de un fiscal (Ministerio Público). Conozcamos cuáles son:
Conocimiento de la injusticia: El fiscal es consciente de que su actuación es contraria a la ley.
Actuación arbitraria: El fiscal toma decisiones o actúa injustamente, carentes de fundamento legal.
Abuso de poder: El fiscal se aprovecha de su posición para llevar a cabo la actuación ilegal.
Veamos ahora cuáles son las consecuencias jurídicas:
Responsabilidad penal: El fiscal prevaricador puede ser sancionado con penas de prisión y/o inhabilitación para ejercer cargos públicos.
Nulidad de actuaciones: Las actuaciones del fiscal pueden ser declaradas nulas, afectando el desarrollo de los procesos judiciales.
Responsabilidad civil: El fiscal puede ser condenado a indemnizar a las víctimas por los daños y perjuicios causados.
Sanciones disciplinarias: El fiscal puede ser suspendido o destituido por la institución a la que pertenece.
La prevaricación del Ministerio Público, al torcer la ley en beneficio propio o de terceros, crea un escudo de impunidad para los corruptos. Al manipular investigaciones o decisiones judiciales, se obstaculiza la justicia y se protege a quienes han cometido delitos, perpetuando así la corrupción y erosionando la confianza en el sistema legal. Este comportamiento daña profundamente la imagen del sistema judicial, generando desconfianza y descrédito entre la ciudadanía.
La prevaricación, al desviar la justicia de su curso legal, perjudica gravemente tanto a los procesos judiciales como a las víctimas. Estas acciones socavan la integridad del sistema, se niega a las víctimas su derecho a la justicia y se perpetúa un ciclo de impunidad que erosiona la confianza en las instituciones legales.
En muchos países existe un marco legal. La prevaricación está tipificada como delito en los códigos penales. Las leyes establecen las penas aplicables y los procedimientos para su investigación y enjuiciamiento. Además, tratados internacionales como la Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción buscan fortalecer la lucha contra este delito.
Veamos que dicen algunos códigos penales de diferentes países sobre la prevaricación de los fiscales:
En Perú, el prevaricato es un delito penado en el ordenamiento jurídico peruano y se encuentra tipificado en el artículo 418 del Código Penal, donde solo pueden incurrir en esta acción sancionada con 5 años de pena privativa de la libertad a los jueces y fiscales.
En el Código Penal Argentino, Capítulo X, Art. 269, se establecen multas e inhabilitación absoluta perpetua, y reclusión o prisión e inhabilitación. No solo los jueces son pasibles de penas por prevaricato, sino también los abogados. Art. 271, impone sanciones de multa e inhabilitación temporal hasta seis años al abogado o mandatario judicial que perjudicare deliberadamente la causa que le estuviere, será aplicable a los fiscales, asesores y demás funcionarios encargados de emitir su dictamen ante las autoridades.
El Código Penal chileno establece, en sus art. 223 a 232, la prisión a jueces y fiscales.
Artículo 404 del Código Penal español vigente: A la autoridad o funcionario público que, a sabiendas de su injusticia, dictare una resolución arbitraria en un asunto administrativo se le castigará con la pena de inhabilitación especial para empleo o cargo público y para el ejercicio del derecho de sufragio pasivo por tiempo de nueve a quince años.
El Código Penal dominicano recoge las disposiciones esenciales sobre el delito de prevaricación en los artículos 166 y siguientes, donde se establece que cualquier funcionario público que, en el ejercicio de sus funciones, dicte una resolución injusta, sabiendo que es contraria a la ley, será sancionado. Las penas pueden incluir prisión, multas e inhabilitación para el ejercicio de cargos públicos.
Observando todas las disposiciones de los diferentes códigos penales mencionados, entendemos que la integridad del Ministerio Público es esencial para garantizar un sistema de justicia justo y eficaz. Fiscales íntegros aseguran investigaciones objetivas, decisiones imparciales y respeto a la ley, fortaleciendo la confianza ciudadana y previniendo la impunidad.
Para finalizar, quiero ser reiterativo. La prevaricación socava la función esencial del Ministerio Público como garante de la legalidad y la justicia. Es fundamental que los fiscales actúen con integridad, imparcialidad y respeto a la ley, para garantizar la protección de los derechos de los ciudadanos y el buen funcionamiento del sistema judicial. La sociedad debe exigir transparencia y rendición de cuentas, para que los fiscales actúen apegados a la ley.