Y tener prioridad en el acceso a servicios de calidad
Por Laura Jiménez
Exclusión de niños dominicanos en las escuelas públicas por falta de aulas, maltrato y dejadez a parturientas y enfermos dominicanos en los hospitales, un niño muere por negligencia en un Centro de Atención Integral a la Primera Infancia(CAIPI), una niña cae desde un cuarto piso de un centro de acogida de Consejo Nacional para la Niñez y la Adolescencia (CONANI), un hospital sin electricidad en la unidad de cuidados intensivos de niños prematuros, en este mismo centro, mueren 34 bebés por una bacteria.
A esto le sumamos el proyecto de ley que reintrodujo el Poder Ejecutivo, que indica que el gobierno dominicano daría albergue “seguro y especializado” a víctimas de tráfico y trata de inmigrantes considerando su orientación sexual y género y establece un sinnúmero de facilidades para esta población que incluye la asignación temporal de un agente policial a cada víctima.
Estas lamentables situaciones han llevado a la ciudadanía a manifestar su inconformidad, al no poder gozar de servicios de calidad a la altura de los impuestos que paga, a pesar del constante crecimiento económico que ha tenido República Dominicana en los últimos 50 años.
Estas manifestaciones no son más que muestras de descontento, que lo que algunos han denominado “chantaje” y hasta un ministro dominicano ha bautizado como “racista” al dominicano que se oponga a las políticas que buscan solo beneficiar a los inmigrantes ilegales, con el aporte fruto del trabajo del ciudadano dominicano.
Desde algunos sectores, incluyendo instituciones públicas, han pretendido crear una polarización en la opinión pública llamando “discurso de odio” a todo argumento que vaya en contra de las políticas migratorias que se tomen desde el poder, aunque violen la Constitución dominicana.
El dominicano solo quiere dejar de sentirse extranjero en su propia tierra y tener prioridad en el acceso a servicios de calidad.
El éxodo de haitianos en otros países es diferente al que vive la República Dominicana. Cientos de haitianos son expulsados de naciones como México, Chile y Estados Unidos de manera radical, a tal punto que en Chile les hacen firmar un acuerdo que les obliga a comprometerse mediante juramento a no volver a pisar el país sudamericano, que durante el gobierno de Michel Bachelet abrió sus puertas a estos inmigrantes.
Lo contrario ocurre en suelo dominicano. A pesar de los esfuerzos que realiza la Dirección de Migración, cada día vemos más y más ilegales recorriendo nuestras calles y recibiendo beneficios que les pertenecen a los dominicanos.
El deficiente servicio de salud pública, educación y atención a la primera infancia es desalentador para el dominicano, porque mientras las autoridades no reconozcan que deben trabajar a favor de los ciudadanos dominicanos, no se tomarán medidas para subsanar y aumentar la calidad y calidez de los principales servicios.
Es importante saber ¿Cuándo disfrutará el dominicano de ese crecimiento económico que tanto hablan?