Fuertes protestas después de que el partido prorruso en el poder haya suspendido las negociaciones de adhesión a la UE
La capital de Georgia está siendo escenario de fuertes protestas después de que el partido en el poder haya suspendido las negociaciones para la adhesión a la UE tras denunciar el «chantaje» de Bruselas. Horas antes, el Parlamento Europeo había votado a favor de congelar el reconocimiento de las elecciones georgianas de octubre, pidiendo sanciones contra figuras clave del país.
El Ministerio del Interior ha informado en la mañana del viernes de que 43 personas habían sido detenidas y de que 32 agentes de policía han resultado heridos durante la protesta, en la que algunos manifestantes intentaron derribar las barreras metálicas que hay frente al Parlamento.
De manera similar a como se desataron a finales de 2013 las revueltas de Maidan en Ucrania, la chispa que ha terminado de encender las calles ha sido la renuncia al prometido acercamiento a la Unión Europea. El jueves, el primer ministro, Irakli Kobakhidze, anunció que el partido gobernante, Sueño Georgiano, había decidido aplazar las negociaciones de adhesión a la UE «hasta 2028». También dijo que el gabinete rechazaría todo apoyo presupuestario de la UE. Según él, Georgia entrará en la UE en 2030, pero en sus propios términos, «con dignidad». Una declaración que contradice el procedimiento de adhesión a la UE.
Las movilizaciones son la escalada final de un año de protestas. El mes pasado, Sueño Georgiano se adjudicó la victoria en las elecciones legislativas con casi el 54% de los votos emitidos, pero los partidos de la oposición afirmaron que la votación fue fraudulenta y se negaron a ocupar sus escaños en el Parlamento. Durante el verano, el Gobierno había aprobado entre protestas leyes contra las ONG y contra el colectivo LGTBi, una legislación que los críticos consideran copiada del régimen ruso.
Así lo ve Zaza Mikeladze, manifestante y militante de una fuerza minoritaria de la coalición opositora: «Son socios reales del régimen de Putin en la Federación Rusa y extienden su política a Georgia, desafortunadamente. Y por eso estamos aquí y tenemos que cambiar la situación», explica a EL MUNDO desde la puerta del Parlamento, lugar habitual de las movilizaciones.
Fuente EL MUNDO